Las Galletas Arcoíris de Miss Pastelito


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Dulcelandia, una maestra muy especial llamada Miss Pastelito. Todos los niños del colegio la adoraban por su alegría, creatividad y sus divertidas clases de repostería.

Miss Pastelito era conocida por llevar siempre un delantal lleno de colores y brillantina, y su cabello siempre adornado con broches de dulces.

Su risa contagiosa alegraba a todos los que la rodeaban, y cada mañana recibía a sus alumnos con un "¡Buenos días, mis chiquitines dulces!". Un día, mientras preparaba una clase especial de decoración de cupcakes para el festival escolar, notó que uno de sus alumnos, Lucas, estaba triste en un rincón del salón.

Se acercó a él con una sonrisa y le preguntó qué le pasaba. "¿Qué te sucede, querido Lucas? ¿Por qué esa carita triste en un día tan hermoso como hoy?" -preguntó Miss Pastelito con ternura.

Lucas bajó la mirada y murmuró: "Es que no tengo amigos en el colegio. Todos parecen tener grupos donde encajar menos yo". El corazón de Miss Pastelito se entristeció al escuchar las palabras de Lucas, pero rápidamente tuvo una idea brillante.

Decidió organizar una actividad especial para fomentar la amistad entre los niños. "¡Chicos! Mañana haremos algo diferente. Vamos a formar equipos nuevos y realizar juntos una receta mágica que les enseñará lo importante que es trabajar en equipo y ser amigos" -anunció Miss Pastelito emocionada.

Al día siguiente, los niños se agruparon siguiendo las instrucciones de Miss Pastelito y comenzaron a preparar la receta mágica: galletas arcoíris. Cada niño debía añadir un ingrediente especial representando la amistad: amor, comprensión, alegría y respeto.

Mientras mezclaban los ingredientes cantando canciones alegres, poco a poco fueron surgiendo nuevas amistades entre ellos. Lucas sonreía como nunca antes lo había hecho al sentirse incluido y aceptado por sus compañeros.

Al finalizar la actividad, cada niño recibió una galleta arcoíris para compartir con alguien más. Lucas se acercó tímidamente a un grupo de niños que antes no conocía bien y les ofreció gentilmente una galleta.

"¡Gracias por invitarme a ser parte de su equipo! Me encantaría ser amigos" -dijo Lucas con sinceridad. Los niños aceptaron la galleta felizmente e invitaron a Lucas a jugar con ellos en el recreo.

Miss Pastelito observaba orgullosa desde lejos cómo sus alumnos aprendían la valiosa lección sobre la importancia de la amistad gracias a unas simples galletas arcoíris. Desde ese día en adelante, Lucas encontró verdaderos amigos en el colegio gracias al gesto bondadoso de Miss Pastelito y las enseñanzas sobre amistad que les transmitió ese día tan especial.

Y así, bajo el brillo del sol dorado de Dulcelandia, florecieron nuevas amistades llenas de colores como el arcoíris.

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