Las Galletas de Coco del Mago Bigotón



En un reino mágico, había un palacio de cristal donde vivían Hansel y Caperucita Roja. Un día, un mago de grandes bigotes llamado Don Bigotino decidió hacer una visita a sus amigos.

"¡Hola, Caperucita!" -saludó el mago con su voz potente y amigable.

"¡Hola, Don Bigotino! ¿Qué traes hoy?" -preguntó Caperucita, curiosa.

"Vine a hacer galletas de coco, y necesito su ayuda. ¡Tengo una receta mágica!" -añadió el mago mientras acariciaba sus grandes bigotes.

Hansel, quien estaba cerca, se acercó emocionado.

"¿Puedo ayudar? Me encantan las galletas de coco " -exclamó.

"Claro, Hansel. Juntos haremos las galletas más deliciosas del mundo. ¡Vamos a la casita de chocolate!" -dijo Don Bigotino.

Los tres se dirigieron a la casita de chocolate, donde el olor a dulce envolvía el aire. Allí, el mago comenzó a preparar los ingredientes.

"Primero, necesitamos" -dijo mientras contaba los elementos en su varita mágica"1 taza de coco rallado, 1 taza de azúcar, 2 huevos y 2 tazas de harina."

"¿Y para darle un toque especial?" -preguntó Caperucita, llena de ideas.

"¡Buena pregunta! Vamos a añadir un poco de esencia de vainilla y una pizca de sal." -respondió el mago.

Comenzaron a mezclar los ingredientes en un enorme tazón de chocolate. Mientras lo hacían, Caperucita comenzó a contar historias sobre sus aventuras en el bosque.

"Un día, conocí a un lobo que resultó ser muy amable, pero todos se asustaban sólo por su aspecto. Hay que mirar más allá de lo exterior, ¿verdad?" -reflexionó Caperucita.

Hansel, conmovido, asintió.

"Eso es cierto, Caperucita. Todos merecemos una oportunidad."

"¡Exacto!" -dijo Don Bigotino mientras dejaba caer una cantidad de masa en la bandeja para hornear. "Ahora, ¡al horno a 180 grados por 15 minutos!"

Mientras esperaban, el mago les contó sobre su vida como Mago, lleno de aventuras y sorpresas. Hansel y Caperucita se sintieron cada vez más admirados por él.

Cuando las galletas salieron del horno, el aroma llenó todo el palacio de cristal. Sus ojos brillaron al ver las galletas doradas y crujientes.

"¡Son deliciosas! ¡Y tienen ese toque mágico!" -exclamó Caperucita con entusiasmo.

"Sí, y creo que ahora somos un gran equipo," -dijo Hansel, mirando a sus amigos.

En ese momento, Don Bigotino sintió un brillo especial en su corazón.

"¿Les gustaría hacer esto más seguido? Tal vez... podríamos hacer una fiesta de galletas en el palacio de cristal, y compartir con más amigos."

El rostro de Caperucita se iluminó.

"¡Sí! Sería una gran celebración!" -dijo emocionada.

Y así, con el tiempo, la amistad entre ellos se volvió inquebrantable, y mientras trabajaban juntos, descubrieron que también estaban desarrollando un sentimiento más profundo.

Un día, después de otro exitoso día de horneado, Don Bigotino se armó de valor.

"Caperucita... me he dado cuenta de que no solo disfruto de hacer galletas contigo, sino también de compartir mi vida contigo. Te admiro muchísimo."

Caperucita, sonrojada, sonrió.

"Yo también siento lo mismo, Don Bigotino. Hemos creado recuerdos mágicos juntos."

Y así, entre risas y galletas de coco, Don Bigotino y Caperucita Roja se enamoraron. Hansel, a su vez, no se sintió fuera de lugar sino que también encontró su propia alegría al ver que sus amigos estaban felices.

Decidieron reunir a todos en el palacio de cristal para una gran fiesta donde compartieron galletas de coco, historias, risas y amor. Fue un día mágico que siempre recordarían.

Desde entonces, Caperucita Roja, Hansel y el mago Bigotino vivieron felices, creando más galletas y aventuras en su mágico reino, demostrando que la amistad y el amor son los mejores ingredientes en la vida.

FIN.

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