Las galletas mágicas de Genna


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoiris, una niña llamada Genna. Genna era muy especial, le encantaba hacer galletas y siempre llevaba consigo su delantal rosa con lunares blancos.

Pero a pesar de su dulzura, los demás niños del pueblo la veían como algo extraño. Un día, mientras caminaba por el parque, escuchó a unos niños murmurando detrás de ella. "-Mira allá va Genna, la niña rara que siempre está sola", dijo uno de ellos.

Genna se sintió triste al escuchar eso, ya que en realidad ella quería tener amigos y compartir su amor por las galletas con todos. Decidió entonces hacer algo especial para demostrarles que ser diferente no significaba ser raro.

Se fue a casa y horneó un montón de galletas de chocolate con chispas de colores brillantes. Después de hornearlas, las colocó en una cesta y se dirigió al parque donde estaban los otros niños.

Al llegar al parque, todos la miraron sorprendidos al verla con la cesta llena de galletas. "-¿Qué es esto?", preguntó uno de los niños curioso. Genna sonrió y les explicó: "-Estas son mis famosas galletas arcoíris, las hice especialmente para ustedes".

Los niños dudaron al principio, pero finalmente probaron las galletas y descubrieron lo deliciosas que eran. Todos comenzaron a reír y disfrutar juntos mientras comían las galletas coloridas.

Fue entonces cuando Genna aprovechó para contarles sobre su condición autista. "-Soy diferente porque tengo autismo, pero eso no me hace rara. Todavía puedo jugar y divertirme como ustedes", les dijo con sinceridad en sus ojos brillantes.

Los niños escucharon atentamente sus palabras y poco a poco comenzaron a comprender que ser diferente no era malo en absoluto. A partir de ese día, Genna encontró verdaderos amigos que la aceptaban tal como era.

Desde entonces, cada fin de semana organizaban reuniones en el parque donde compartían risas y nuevas aventuras juntos. Y todas esas reuniones siempre incluían las deliciosas galletas arcoíris hechas por Genna.

Así fue como Genna enseñó a todos en el pueblo una importante lección: la verdadera amistad va más allá de las diferencias y acepta a cada persona tal como es. Y así termina esta historia inspiradora sobre cómo una niña autista conquistó corazones con amor y sabrosos bocados coloridos.

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