Las Gatas Encantadas
Había una vez un matrimonio llamado César y Margarita que vivían en una pequeña casita rodeada de flores y árboles.
Pero lo que más amaban en el mundo eran sus dos gatitas: Nefertiti, a quien cariñosamente llamaban Titi, y Athenea. César y Margarita cuidaban a sus gatitas como si fueran hijas de verdad. Les daban comida deliciosa, juguetes divertidos y les daban mucho amor todos los días.
Pero había algo que deseaban con todo su corazón: que Titi y Athenea pudieran ser niñas de verdad. Un día, mientras César regaba las plantas del jardín, se encontró con un hada muy especial. El hada le dijo: "César, he escuchado tu deseo más profundo.
Si realmente crees en la magia, puedo convertir a tus gatitas en niñas por un día". César no podía creerlo. Corrió emocionado hacia su esposa para contarle lo que había pasado.
Margarita también estaba emocionada y juntos fueron a buscar al hada para aceptar su maravillosa oferta. El hada les explicó cómo funcionaría la magia.
Durante un solo día, Titi se convertiría en una niña de pelo blanco y negro igual que ella; mientras que Athenea se transformaría en una niña con rayas grises y negras con partes blancas como ella también tenía. Cuando llegó el gran día, César y Margarita estaban llenos de alegría al ver a sus queridas gatitas convertidas en preciosas niñas.
Titi ahora era una niña llamada Valentina, con su pelo blanco y negro peinado en dos coletas. Athenea se convirtió en una niña llamada Sofía, con su cabello de rayas grises y negras adornado con una cinta blanca.
Valentina y Sofía estaban emocionadas por experimentar cómo era ser niñas de verdad. Jugaron en el jardín, corrieron por la casa y disfrutaron de un delicioso almuerzo preparado por César y Margarita.
Pero a medida que pasaba el día, las gatitas comenzaron a extrañar su vida felina. Extrañaban trepar árboles, jugar con hilos y perseguir mariposas. Se dieron cuenta de que aunque ser niñas era muy divertido, también extrañaban ser gatitas.
Al caer la noche, Valentina y Sofía decidieron volver a ser gatitas para siempre. Agradecieron al hada por cumplir su deseo pero sabían que su verdadero lugar estaba junto a César y Margarita como sus amadas mascotas. El hada sonrió comprensivamente y les concedió el deseo.
Al instante, Valentina volvió a ser Titi con su pelaje blanco y negro; mientras que Sofía recuperó su forma original como Athenea con sus rayas grises y negras con partes blancas. César y Margarita abrazaron a sus gatitas con amor infinito.
Habían aprendido una valiosa lección: aunque los deseos pueden parecer tentadores, lo más importante es amarse tal como somos. Desde aquel día, César y Margarita continuaron cuidando de Titi y Athenea con el mismo amor y dedicación.
Y las gatitas, aunque no pudieron ser niñas de verdad, sabían que eran las niñas más amadas del mundo. Y así, la casita de César y Margarita siempre estuvo llena de risas felinas, juegos divertidos y mucho amor.
FIN.