Las grandes aventuras del Pre-kinder A



Era un hermoso día de primavera en la escuela San Martín. Los niños y niñas del Pre-kinder A estaban muy emocionados por asistir al taller de cocina que la maestra Laura había preparado. Todos se reunieron en el aula, ansiosos por saber qué harían.

- Hoy vamos a hacer galletitas de avena y chocolate - anunció la maestra Laura con una sonrisa amplia.

Los niños aplaudieron y gritaron de alegría. Mientras se preparaban, la maestra les contó sobre los ingredientes y les explicó lo importante que era cocinar con cuidado.

- Recuerden, chicos: ¡la cocina es como la magia! Cada ingrediente tiene su propia historia - dijo Laura.

Los pequeños comenzaron a medir la avena, el azúcar, y derritieron el chocolate con mucha atención. Sin embargo, justo cuando estaban listos para mezclar los ingredientes, la puerta del aula se abrió y entró un nuevo niño: Tomi. Él era nuevo en la escuela y parecía un poco nervioso.

- Hola, soy Tomi - dijo tímidamente, mirando a todos.

Las niñas y niños se acercaron a él.

- ¡Hola, Tomi! - respondieron al unísono.

- ¿Te gustaría hacer galletitas con nosotros? - preguntó Sofía, una de las más espontáneas.

- Sí, me encantaría - sonrió Tomi, sintiéndose un poco más acogido.

Mientras el grupo trabajaba, Sofía le mostró cómo mezclar los ingredientes, pero Tomi se sintió un poco inseguro de sus habilidades.

- No sé si lo haré bien - murmuró Tomi.

Marcelo, un niño del grupo, le dijo: - No te preocupes, Tomi. A todos nos cuesta al principio. Lo importante es intentarlo. ¡Mira!

Marcelo tomó un poco de masa con sus manos y armó una bolita.

- ¡Así se hace! - exclamó Sofía, animando a Tomi.

Tomándose un momento para respirar, Tomi decidió intentarlo. Con la ayuda de sus nuevos amigos, empezó a formar sus propias galletitas.

Mientras todos trabajaban, la maestra Laura notó que uno de los frascos de chocolate estaba vacío.

- ¡Oh, no! Esto no es bueno - dijo Laura, mirando hacia los niños.

- ¿Qué pasa, maestra? - preguntó Valentina, preocupada.

- Parece que hemos utilizado todo el chocolate. No podremos hacer más galletitas - explicó Laura.

Los niños se quedaron un momento en silencio, sin saber qué hacer. Pero, entonces, Tomi tuvo una idea brillante.

- ¿Y si hacemos galletitas de frutas? - sugirió emocionado.

Laura sonrió y dijo: - ¡Es una idea genial, Tomi! Podremos usar banana, manzana y un poco de mermelada.

Todos comenzaron a buscar las frutas en la cocina, y la idea poco a poco se fue transformando en un nuevo plan. Sofía fue la que más se emocionó y comenzó a hablar de las diferentes formas en que podría decorarlas.

- ¡Podemos hacer caritas en las galletitas! - gritó mientras todos reían.

Trabajaron juntos para hacer las galletitas de frutas, incluso Tomi se sintió más confiado y ayudó a decorar las galletitas con mermelada y trocitos de frutas.

Finalmente, cuando todo estuvo listo, colocaron las galletitas en el horno.

- ¡Ya casi está! - dijeron todos mirando con admiración.

Cuando el aroma de las galletitas horneadas llenó el aula, todos los niños comenzaron a dar saltitos de la emoción. Laura, orgullosa del esfuerzo en equipo, les dijo:

- ¿Vieron? Juntos podemos resolver cualquier problema.

Cuando las galletitas estuvieron listas, todos se sentaron en una gran mesa.

- ¡A comer! - exclamó Valentina, sirviendo las galletitas a cada uno.

- Mmm, ¡ricas! - dijo Marcelo, disfrutando de su creación.

Tomi sonrió, sintiéndose feliz y aceptado.

- Estoy tan contento de haber venido a esta escuela - expresó Tomi, mientras sus amigos lo miraban con complicidad.

- Y nosotros estamos contentos de que estés aquí, Tomi - dijeron todos.

Y así, el Pre-kinder A aprendió que a veces los imprevistos traen las mejores sorpresas, y que el trabajo en equipo hace magia. Desde aquel día, Tomi nunca más se sintió solo, y juntos siguieron creando nuevas aventuras en la escuela San Martín.

FIN.

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