Las guardianas de los sueños


Loli y Juani eran dos amigas aventureras a las que les encantaba explorar la naturaleza. Un día decidieron subir a las altas montañas en busca de nuevas emociones.

Loli llevaba su mochila con agua, comida y una linterna, mientras que Juani cargaba con el equipo de escalada. Al llegar a mitad del camino, el cielo se oscureció rápidamente y empezaron a oír truenos retumbantes seguidos de relámpagos brillantes. Una tormenta eléctrica se aproximaba velozmente.

Las chicas sabían que debían encontrar refugio pronto, así que se apresuraron en buscar un lugar seguro donde resguardarse. Por suerte, divisaron una cueva entre las rocas y corrieron hacia ella antes de que empezara a llover intensamente.

Una vez dentro, se abrazaron asustadas pero al mismo tiempo contentas de haber encontrado protección. Loli sacó la linterna de su mochila y encendió la cueva para iluminarla.

"¡Qué miedo! ¡Nunca había vivido una tormenta así en la montaña!", exclamó Juani temblando un poco. "Tranquila amiga, estamos juntas y seguras aquí", respondió Loli tratando de transmitir calma. Mientras esperaban a que la tormenta pasara, Juani notó algo brillante en una esquina oscura de la cueva.

Se acercó curiosa y descubrió unos marcadores mágicos con colores vibrantes. Sin dudarlo un segundo, tomó los marcadores y comenzó a pintar las paredes de la cueva con hermosos dibujos llenos de magia y color.

Loli se le unió emocionada e juntas crearon paisajes fantásticos llenos de criaturas mágicas volando entre nubes doradas. El tiempo pasaba volando mientras pintaban sin parar hasta que finalmente el sonido de truenos fue disminuyendo poco a poco hasta desaparecer por completo.

"¡La tormenta ha pasado! ¡Qué rápido se nos hizo el tiempo pintando!", exclamó Juani sorprendida al ver que ya no llovía afuera. Las chicas salieron de la cueva con una sonrisa en el rostro por haber superado juntas ese momento difícil.

Al mirar las paredes decoradas con sus dibujos mágicos, sintieron una sensación especial en sus corazones. "¡Qué increíble experiencia hemos vivido hoy! Aunque haya sido un poco atemorizante al principio, logramos convertirla en algo maravilloso gracias a nuestra creatividad", dijo Loli emocionada.

Juani asintió felizmente y agregó: "Así es amiga, aprendimos que incluso en medio de las tormentas más fuertes siempre podemos encontrar belleza si miramos con los ojos del corazón".

Desde ese día, Loli y Juani siguieron explorando juntas el mundo natural llevando consigo siempre los recuerdos felices de aquella tarde inolvidable en la cueva mágica donde descubrieron el poder transformador del arte y la amistad verdadera.

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