Las guardianas del bosque



- ¡Hola, Vania Espinaca! ¿Cómo amaneciste hoy? - saludó emocionada Sofía Conejito. - ¡Hola, Sofía Conejito! Estoy muy bien, gracias. ¿Y tú? - respondió Vania con una sonrisa en el rostro.

Las dos niñas se conocieron hace mucho tiempo y desde entonces se volvieron inseparables. Vivían juntas en una pequeña cabaña en medio del bosque, rodeadas de árboles y animales encantadores. Siempre encontraban la manera de divertirse y aprender juntas.

Ese día, decidieron explorar un nuevo lugar del bosque que nunca antes habían visitado. Empacaron algunas meriendas y comenzaron su aventura. Caminaron entre los árboles altos y escucharon el canto melodioso de los pájaros. De repente, encontraron un camino lleno de flores brillantes y coloridas.

Las niñas no pudieron resistirse a seguirlo y descubrir qué había al final. Mientras caminaban por ese sendero mágico, notaron algo extraño: las flores parecían estar tristes.

- Sofía, ¿has notado lo tristes que están estas flores? Parecen necesitar nuestra ayuda - dijo Vania preocupada. Sofía asintió con la cabeza y ambas decidieron investigar más sobre lo que estaba sucediendo. Preguntaron a los animales del bosque si sabían algo acerca de las flores tristes.

El sabio búho les explicó que las flores necesitaban agua para crecer fuertes y saludables pero llevaba semanas sin llover en el bosque. Sin agua suficiente, las flores se marchitaban y perdían su brillo. Las niñas no podían permitir que eso sucediera.

Decidieron buscar soluciones creativas para ayudar a las flores. Sofía trajo un cubo y Vania encontró una manguera en la cabaña. Juntas, regaron todas las flores del camino con el agua de un pequeño arroyo cercano.

Poco a poco, las flores comenzaron a recuperarse y llenarse de vida nuevamente. Sus colores volvieron a brillar y sus pétalos se abrieron en hermosas formas.

- ¡Mira, Sofía! Las flores están felices otra vez gracias a nuestra ayuda - exclamó Vania emocionada. Sofía sonrió orgullosa y dijo: - Nunca subestimes el poder que tenemos para hacer una diferencia, incluso en cosas tan pequeñas como estas flores. Juntas podemos lograr grandes cosas.

Desde ese día, Sofía y Vania se convirtieron en guardianas del bosque. Cuidaban de las plantas y los animales, asegurándose de que todos estuvieran felices y saludables. Aprendieron sobre la importancia del trabajo en equipo, la amistad y cómo cuidar el medio ambiente.

Cada vez que alguien visitaba el bosque, notaba lo hermoso que lucía gracias al esfuerzo de las dos niñas.

Y cuando les preguntaban por qué lo hacían, simplemente respondían:- Porque amamos nuestro hogar y queremos compartir esa alegría con todos los seres vivos aquí presentes. Y así fue como Sofía Conejito y Vania Espinaca demostraron que incluso siendo pequeños, podemos hacer grandes cosas y marcar la diferencia en el mundo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!