Las guardianas del pozo mágico



En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, vivían tres amigas inseparables: Darla, Valeria y Naomi. Ellas iban juntas a la escuela primaria "Rayito de Sol", donde compartían risas, juegos y travesuras todos los días.

Un lunes por la mañana, mientras las tres amigas se dirigían a la escuela, vieron a un grupo de niños molestándose mutuamente en el patio. Darla, la más valiente del grupo, decidió acercarse para ver qué estaba pasando.

- ¡Chicos, basta ya! ¿Por qué no juegan todos juntos en lugar de pelearse? - les dijo Darla con determinación. Los niños se detuvieron sorprendidos por su intervención y poco a poco comenzaron a prestarle atención.

Valeria y Naomi se acercaron también para apoyar a su amiga. - Sí, Darla tiene razón. Si nos respetamos y jugamos juntos, ¡nos divertiremos mucho más! - exclamó Valeria con entusiasmo.

Naomi asintió con una sonrisa y agregó: - Además, si nos ayudamos unos a otros, podremos lograr cosas increíbles. Los niños reflexionaron sobre las palabras de las chicas y finalmente decidieron dejar atrás sus diferencias para unirse en un gran juego todos juntos.

La noticia corrió como reguero de pólvora por toda la escuela y pronto todos los alumnos estaban disfrutando de una divertida jornada llena de compañerismo y alegría. Esa tarde, al regresar a casa, Darla, Valeria y Naomi se sentían felices por haber logrado que todos los niños se llevaran bien.

Sin embargo, al llegar al pueblo descubrieron que algo extraño estaba sucediendo: todas las plantas del parque central estaban marchitas y secas. Preocupadas por lo que veían, las tres amigas decidieron investigar qué había pasado.

Se enteraron de que el pozo que abastecía de agua al pueblo se había averiado hacía varios días y nadie había hecho nada al respecto. - Debemos actuar rápido antes de que sea demasiado tarde - dijo Darla con determinación.

Las chicas organizaron una colecta entre los habitantes del pueblo para reparar el pozo. Con esfuerzo y trabajo en equipo lograron reunir el dinero necesario y contrataron a un experto para solucionar el problema.

Días después, el agua volvió a fluir cristalina por todo Villa Esperanza. Las plantas reverdecieron nuevamente gracias al cuidado de los vecinos e incluso surgieron nuevas flores en el parque central. Darla, Valeria y Naomi comprendieron entonces lo importante que era trabajar juntos para resolver los problemas comunitarios.

Se dieron cuenta de que cada uno podía hacer la diferencia si ponía su granito de arena en pro del bienestar de todos.

Desde ese día en adelante, las tres amigas continuaron siendo inseparables pero ahora también eran conocidas como "Las guardianas de Villa Esperanza", dispuestas siempre a ayudar a quienes más lo necesitaban y a velar por el bienestar de su querido pueblo.

FIN.

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