Las Hadas y el Ogro del Bosque



En un bosque encantado, donde los árboles susurran secretos y las flores bailan al son del viento, vivían un grupo de hadas que se encargaban de cuidar la naturaleza. Su líder, Lila, era una hada de brillo plateado, cuya risa era como el canto de los pájaros.

Un día, mientras Lila y sus amigas hadas recolectaban polvo de estrellas para hacer sus pociones mágicas, escucharon un ruido fuerte que venía de más allá de un árbol gigante.

- ¿Qué fue eso? - preguntó Mina, la hada de las flores, con los ojos llenos de curiosidad.

- No lo sé, pero vamos a averiguarlo - respondió Lila, muy decidida.

Al acercarse, se encontraron con una criatura enorme y peluda: era un ogro. Su rostro era de un verde intenso y tenía unos cuernos que parecían ramitas torcidas. Las hadas, asustadas, se escondieron detrás de un arbusto.

- ¡Vaya! ¡Qué sorpresa encontrarme con hadas! - dijo el ogro con una voz profunda pero amable. - Me llamo Bruto y solo buscaba un lugar tranquilo para descansar.

Las hadas, aunque temerosas, sintieron que Bruto no era malvado. Lila salió de su escondite y dijo:

- Hola, Bruto. Te vi y pensé que podrías ser una amenaza. Pero, ¿por qué eres tan triste?

Bruto suspiró.

- La verdad es que me siento solo. Todos los demás animales del bosque me temen. Nunca tienen tiempo para conocerme.

Lila pensó un instante y decidió que podían hacer algo para ayudar a Bruto. Juntas, las hadas comenzaron a buscar formas de presentarlo a los demás animales del bosque.

- ¿Qué tal si organizamos una fiesta? - sugirió Mina.

- ¡Sí! Podemos invitar a todos los animales del bosque y así se le pueden presentar - respondió Lila con entusiasmo.

Las hadas trabajaron todo el día, decorando el claro del bosque con luces brillantes y flores. Al caer la noche, Bruto se mostró un poco nervioso, pero las hadas lo animaron.

- No te preocupes, Bruto. Solo se trata de presentarte - le dijo Lila con una sonrisa.

Cuando los animales llegaron, al principio se asustaron al ver al ogro. Sin embargo, Lila voló hacia ellos y dijo:

- ¡Amigos! Este es Bruto, un ogro muy amable. Hoy lo estamos celebrando, así que por favor, no tengan miedo.

Curiosos, los animales comenzaron a acercarse, y poco a poco se dieron cuenta de que Bruto era realmente simpático. Se reían con sus bromas y disfrutaban de la comida mágica que las hadas habían preparado.

Después de unas horas, un pequeño conejo se acercó a Bruto.

- ¡Hola! Me llamo Toto. Nunca conocí a un ogro antes. ¿Te gustaría jugar con nosotros?

Bruto sonrió por primera vez. - Claro, me encantaría. ¿Qué vamos a jugar?

Y así, el ogro y los animales comenzaron a jugar juntos. Bruto comenzó a sentir que no estaba tan solo después de todo.

Al final de la fiesta, todos estaban cansados pero felices. Lila se acercó a Bruto.

- ¿Ves? Solo necesitabas una oportunidad. Todos merecemos un chance de ser conocidos - le dijo.

Bruto asintió, agradecido. - Gracias, hadas. Ustedes cambiaron mi vida. A partir de hoy, prometo cuidar este bosque tanto como ustedes lo hacen.

Las hadas y el ogro se hicieron amigos inseparables, y juntos cuidaron del bosque, mostrando a todos que la amistad puede surgir de los lugares menos esperados. Y así, Lila y sus amigas aprendieron que no hay que juzgar a alguien por su apariencia, y Bruto descubrió que nunca es tarde para hacer amigos.

Desde ese día, el bosque encantado no sólo fue un lugar de magia y luces, sino también un hogar cálido donde cada criatura, grande o pequeña, podía encontrar su lugar y ser parte de una gran familia.

FIN.

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