Las hermanas brujas
Había una vez en un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad, tres hermanas llamadas Martina, Valentina y Josefina. Ellas eran muy especiales, ya que eran brujas con poderes mágicos.
A pesar de sus habilidades, las hermanas siempre usaban sus poderes para hacer el bien y ayudar a los demás. Un día, el pueblo en el que vivían enfrentó una gran crisis.
Una sequía había azotado la región y los campos estaban marchitos, el ganado se estaba debilitando y la gente sufría por la falta de alimentos. Las hermanas brujas sabían que tenían que hacer algo al respecto. Decidieron usar sus poderes mágicos para ayudar a su comunidad.
Martina, la mayor y la más sabia de las hermanas, dijo: -Tenemos que encontrar una solución para la sequía y salvar a nuestro pueblo. Las hermanas se pusieron manos a la obra. Valentina, la hermana del medio, recordó un antiguo hechizo que su abuela le había enseñado.
-Recuerdo un hechizo que puede traer lluvia a nuestra tierra, pero será un desafío hacerlo funcionar, dijo con determinación. Josefina, la más joven y enérgica de las hermanas, propuso usar sus poderes para revitalizar los campos y los cultivos.
Con trabajo en equipo y mucha determinación, las hermanas comenzaron a preparar sus hechizos. Pasaron días y noches poniendo a prueba sus habilidades mágicas, trabajando juntas para encontrar una solución. Finalmente, llegó el día en que estaban listas para realizar sus hechizos.
Martina, Valentina y Josefina se reunieron en el centro del pueblo y comenzaron a conjurar sus hechizos con toda su fuerza y energía. De repente, el cielo se oscureció, las nubes grises se arremolinaron y el sonido del trueno resonó en el aire.
La lluvia comenzó a caer suavemente sobre la tierra sedienta, empapando el suelo y revitalizando los campos. Los habitantes del pueblo miraban asombrados cómo la sequía desaparecía ante sus ojos.
La lluvia continuó cayendo durante varios días, revitalizando por completo la tierra. Los campos volvieron a florecer, el ganado se fortaleció y la gente recuperó la esperanza. El pueblo entero estaba agradecido con las hermanas brujas por su increíble acto de bondad.
A partir de ese día, las hermanas se convirtieron en las protectoras del pueblo, usando sus poderes mágicos para ayudar siempre que fuera necesario. Y así, con trabajo en equipo, determinación y bondad, las hermanas brujas demostraron que incluso los desafíos más grandes pueden ser superados.
FIN.