Las Hermanas del Bosque Encantado



En un hermoso bosque encantado, donde los árboles susurraban secretos y las flores danzaban al ritmo del viento, vivían dos hermanas inolvidables: Candela y Luzmila. Ambas eran muy bonitas, pero su belleza no solo provenía de sus rasgos delicados, sino de sus corazones generosos.

Desde pequeñas, siempre le habían gustado las aventuras. Sus largas cabelleras doradas brillaban bajo el sol mientras corrían descalzas por los senderos cubiertos de hojas. Les encantaba ayudar a las personas del pueblo cercano, así como a todos los animales que habitaban el bosque.

Un día, mientras exploraban un rincón desconocido del bosque, encontraron a un pequeño hada llorando entre las ramas de un árbol.

"¿Qué te pasa, pequeña hada?" - preguntó Candela, agachándose para mirarla a los ojos.

"¡He perdido mi varita mágica y no puedo volar sin ella!" - sollozaba el hada.

"No te preocupes, vamos a ayudarte a encontrarla. ¡Mamá siempre dice que debemos ser solidarias!" - añadió Luzmila, sonriendo para animarla.

Las hermanas comenzaron a buscar por todo el bosque. Miraron bajo los setos, en las flores y hasta en el arroyo. Al cabo de un rato, Candela se detuvo de golpe.

"¡Mira, Luzmila! ¿No es esa la varita mágica brillando entre las piedras?" - exclamó, señalando una zona oscura cerca de un viejo roble.

Ambas se acercaron rápidamente para rescatarla, pero al tocarla, un estruendo se escuchó. De repente, emergió un gran dragón de color esmeralda que las miró con ojos sorprendidos.

"¿Por qué han tocado mi tesoro?" - rugió con voz profunda y resonante.

Candela, sin asustarse, respondió:

"Lo sentimos, gran dragón. No era nuestra intención. Solo queríamos ayudar a esta hada a encontrar su varita mágica." - explicó, apuntando al hada, que se escondía detrás de una flor.

El dragón entrecerró los ojos, pensativo. "Hmm, si realmente quieren ayudar, demuéstrenlo. Las flores del reino de la alegría, que dan vida a este bosque, han sido robadas. Solo yo puedo devolverlas, pero necesito su ayuda para encontrar al ladrón."

Las hermanas se miraron con determinación y, juntas, le dijeron al dragón:

"¡Queremos ayudarte! Juntas podemos hacerlo."

El gran dragón les explicó que habían visto sombras extrañas cerca del arroyo, así que decidieron investigar. Al llegar, se dieron cuenta de que unos traviesos duendes estaban jugando con las flores, lanzándolas al aire y riendo.

"¡Devuelvan las flores!" - gritó Luzmila, mientras Candela los miraba con una sonrisa.

Los duendes se detuvieron y miraron a las hermanas. "Pero son tan divertidas para jugar."

Candela se acercó y les dijo: "Sabemos que es divertido, pero estas flores son parte de nuestro hogar y hacen que este bosque sea hermoso. Si las devuelven, las invitaremos a jugar con nosotras. ¡Podemos pasarlo genial juntos!" - propuso mientras guiñaba un ojo.

Los duendes miraron a Candela y Luzmila, sonriendo, y se dieron cuenta de que tenían razón. Así que, en un estallido de risas, comenzaron a recoger las flores y a devolverlas a su lugar.

El dragón observó todo desde la distancia, orgulloso de las hermanas. "Verán, la bondad y la empatía siempre ganan. ¡Esas flores son un símbolo de nuestra unión!" - dijo mientras se acercaba a ellas.

Cuando terminaron, el dragón sacó un gran saco lleno de polvo brillante. "Este polvo ayudará a que el hada vuele nuevamente, y también a ustedes, pequeñas heroínas. ¡Gracias!" - exclamó, mientras las flores volvían a brillar con vida.

El hada, emocionada, voló en círculos alrededor de las hermanas. "¡Nunca olvidaré lo que hicieron por mí!" - dijo con gratitud, mientras el dragón les sonreía con aprecio.

Candela y Luzmila aprendieron que, juntos, podían enfrentar cualquier obstáculo. Las flores florecieron de nuevo y el bosque recuperó su color y belleza. Uniendo fuerzas, demostraron que la bondad, el respeto y la solidaridad pueden superar cualquier desafío.

Y así, con cada nueva aventura, las hermanas se ganaron el cariño de todos en el bosque encantado, y continuaron ayudando a quienes lo necesitaban, enseñando a los demás que lo importante es siempre ser solidarios y cuidar la naturaleza que nos rodea.

FIN.

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