Las Hermanas en el Bosque Encantado


Constanza y Guillermina eran dos hermanas muy aventureras que les encantaba explorar lugares nuevos. Un día, decidieron llevar a su gata Candy para un paseo por el bosque cercano a su casa.

Mientras caminaban por el bosque, se encontraron con una mariposa muy especial. Era de colores brillantes y tenía unos ojos grandes que parecían mirar directamente al corazón de las niñas. La mariposa comenzó a volar delante de ellas, guiándolas hacia un lugar mágico y desconocido.

De repente, la mariposa desapareció entre los árboles y las niñas se encontraron en un claro rodeado de flores coloridas y árboles gigantes. Fue entonces cuando escucharon una voz misteriosa que decía: "Bienvenidas al Bosque Encantado".

- ¿Quién habla? - preguntó Constanza asustada. - Soy el espíritu del bosque - respondió la voz -. He estado esperando vuestra llegada para enseñaros algo muy importante. Las niñas se acercaron al árbol más grande del claro donde estaba la voz.

De repente, apareció una puerta secreta en el tronco del árbol y el espíritu las invitó a pasar. Dentro de la puerta secreta, había un gran salón lleno de libros antiguos y objetos mágicos.

El espíritu les explicó que cada uno de ellos tenía un poder especial si se usaba correctamente. - Pero debéis ser cuidadosas - advirtió el espíritu -. El mal uso puede traer consecuencias terribles. Las niñas estaban asombradas y emocionadas al mismo tiempo.

El espíritu les permitió tomar algunos objetos mágicos para llevarlos a casa. De regreso en su casa, las niñas comenzaron a experimentar con los objetos mágicos que habían tomado del Bosque Encantado.

Descubrieron que podían hacer cosas increíbles como volar, desaparecer y crear objetos de la nada. Pero pronto se dieron cuenta de que no todo era diversión y juegos. Al usar mal los objetos mágicos, empezaron a tener problemas.

Guillermina creó un monstruo gigante que las persiguió por toda la ciudad y Constanza hizo desaparecer su habitación entera. Las niñas supieron entonces que debían ser más cuidadosas con el uso de los poderes mágicos.

Aprendieron una valiosa lección sobre responsabilidad y respeto hacia el poder que tenían en sus manos. Después de esa experiencia, cada vez que querían utilizar un objeto mágico, lo hacían con mucho cuidado y siempre pensando primero en las consecuencias de sus actos.

Así fue como Constanza y Guillermina aprendieron una lección importante gracias al Bosque Encantado: nunca subestimes el poder de tus acciones y siempre piensa antes de actuar.

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