Las Hermanas Hormiga y el Oso Hormiguero
En el antiguo y acogedor Bosque Fondazo, vivía una pequeña familia de hormigas. Don Hormigo y Doña Hormiga eran los orgullosos padres de dos adorables hijas: Cielo, la mayor, y Celeste, la menor. Desde muy pequeñas, sus padres les enseñaron la importancia de la superación y el bien común.
Cielo era muy astuta y siempre tenía un plan para ayudar a los demás en su comunidad, mientras que Celeste era fuerte y valiente, aunque aún no sabía qué hacer con su poderosa energía. Juntas, formaban un gran equipo.
Una tarde, mientras jugaban cerca de su hormiguero, escucharon un ruido que hacía temblar el suelo.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Cielo, mirando nerviosa a su alrededor.
"No lo sé, pero suena grande y aterrador." - respondió Celeste, frunciendo el ceño.
De repente, un gran oso hormiguero apareció entre los arbustos, con sus grandes ojos hambrientos
y su larga nariz olisqueando en el aire. Las hermanas se quedaron paralizadas.
"¡Eh, ustedes, pequeñas!" - dijo el oso con una voz profunda. "Hoy es un buen día para un almuerzo de hormigas. ¡Voy a comerme a las dos!"
"¡No!" - gritó Cielo, reaccionando rápidamente. "No podemos dejar que nos atrape. ¡Debemos ser más ingeniosas que él!"
"Voy a intentar asustarlo con mi fuerza" - dijo Celeste, apretando los puños con determinación.
El oso hormiguero frunció el ceño al ver cómo las pequeñas hormigas estaban dispuestas a enfrentarlo.
"¿Asustarme? ¿Con qué? Ustedes no son más que hormigas pequeñas y débiles!" - se rió el oso, acercándose cada vez más.
"¡Cielo, tengo una idea!" - comentó Celeste emocionada. "Podemos utilizar nuestras habilidades juntas. ¡Vamos a demostrarle que no somos tan fáciles de atrapar!"
Cielo, usando su astucia, se colocó delante de Celeste y comenzó a correr en círculos, mientras hacía ruidos extraños.
"¡Mira, oso! ¡Voy a escaparme! ¡No soy un bocado fácil!" - gritó, tratando de llamar la atención del oso.
Celeste, mientras tanto, concentró toda su energía. Aunque las palabras de Cielo eran ingeniosas, era ella la que tenía el poder para asustar al oso. Un destello de luz salió de sus manos, y el aire se volvió denso alrededor de ellas.
El oso hormiguero parpadeó sorprendido. "¿Qué es eso?" - murmuró, retrocediendo. La luz envolvía a las hermanas, y la fuerza inexplicable que emanaba de Celeste era como un aura protectora.
"¡Regresa!" - gritó Celeste, levantando sus brazos y comenzando a hacer movimientos con fuerza y determinación.
La fuerza de Celeste se hizo tan poderosa que hizo temblar el suelo bajo sus patas. El oso hormiguero, asustado, dio un salto atrás. "¡Eso es un truco! ¡No me asustas!" - pero su voz temblaba.
Los animales del bosque, al escuchar el alboroto, comenzaron a acercarse, curiosos por saber qué ocurría. Al ver al oso asustado ante la fuerza de las hermanas, se unieron al espectáculo y empezaron a animarlas.
Un conejo dijo: "Vamos, Celeste! Eres fuerte y valiente!"
Una ardilla aplaudía mientras gritaba: "¡No te dejes vencer!"
El oso, al verse rodeado de tantos otros animales animando a las hormigas, sintió que su valentía se desvanecía. "No me gustó esto... me voy, me voy..." - dijo, mientras retrocedía lentamente y se perdía en la espesura del bosque.
Las hermanas hormigas, al ver que el oso se iba, dieron saltos de alegría.
"¡Lo logramos!" - gritó Cielo emocionada. "Hicimos un gran equipo, Celeste!"Sí, y descubrí mi fuerza!" - respondió Celeste, sonriendo de oreja a oreja. "No necesito tener miedo cuando sé que puedo ayudar!"
Desde ese día, la pequeña familia de hormigas se volvió famosa en el Bosque Fondazo, no solo como una familia unida, sino también como un símbolo de valentía y superación. Las hermanas aprendieron que cuando unían sus habilidades y se apoyaban mutuamente, podían enfrentar cualquier reto que se les presentara. Todos en el bosque estaban orgullosos de sus valientes y astutas hormigas, y por muchas aventuras más, Cielo y Celeste seguirían demostrando que el verdadero poder reside en la unión y el apoyo al otro.
FIN.