Las Hermanas y los Gigantes de Pamplona
Era un día soleado en Pamplona, y María, Claudia y Helena estaban ansiosas por escuchar la historia de los gigantes, Toko y Braulia, que cada año animaban las fiestas de la ciudad. Mientras paseaban por el parque, las chicas decidieron que querían conocer a esos gigantes.
"¿Y si encontramos a Toko y Braulia?" -preguntó María con emoción.
"No sé, quizás están en la plaza central preparándose para la fiesta" -respondió Claudia, mirando a su hermana con una mezcla de curiosidad y determinación.
"¡Vamos, será una aventura!" -exclamó Helena, que siempre estaba lista para explorar.
Las tres hermanas comenzaron su búsqueda, preguntando a la gente que pasaba por el camino.
"Perdón, doña, ¿sabe dónde podemos encontrar a Toko y Braulia?" -inquirió María a una anciana que vendía flores.
"Si, mis pequeñas, ellos suelen estar en el Parque de la Ciudadela a esta hora" -les respondió la señora con una sonrisa.
Así que las hermanas se dirigieron rápidamente hacia el parque. Al llegar, vieron una gran multitud reunida en torno a un escenario donde Toko, un gigante de más de tres metros de altura, estaba ensayando sus bailes y Braulia, con su vestido colorido, lo observaba risueña.
"¡Wow, miren lo grandes que son!" -gritó Claudia con asombro.
"¡Vamos a saludar!" -sugirió Helena mientras avanzaban hacia los gigantes
Cuando se acercaron, Toko y Braulia los notaron.
"¡Hola, pequeñas exploradoras!" -dijo Toko, inclinándose ligeramente para no asustarlas.
"¡Hola!" -respondieron las hermanas en unísono, sus ojos brillaban de emoción al conocer a los gigantes.
"¿Por qué no se quedan y se unen a nosotros?" -sugirió Braulia."Estamos ensayando para el desfile de mañana, podríamos hacer un baile juntas."
Las hermanas no lo pensaron dos veces e inmediatamente aceptaron.
"¡Sí!" -gritaron todas juntas.
Esa tarde, aprendieron los pasos del baile mientras los gigantes les contaban historias sobre las tradiciones de Pamplona.
"Cada año celebramos con alegría y color, pero lo más importante es compartirlo juntos" -les explicaba Toko mientras daba un paso majestuoso.
"A veces las personas se olvidan de qué se trata la fiesta, así que es bueno recordarles que la amistad y la unidad son lo más importante" -agregó Braulia.
Las hermanas bailaban contentas cuando, de repente, un viento fuerte comenzó a soplar y se llevó algunos adornos que estaban listos para el desfile.
"¡Oh no!" -gritó Claudia mientras miraba los globos volar alto.
"No te preocupes, encontraremos una forma de recuperarlos" -respondió Toko, quien tenía un ojo avizor para todo.
Con la ayuda de las hermanas, los gigantes idearon un plan. Mientras Toko y Braulia intentaban atrapar los globos, María, Claudia y Helena se unieron a otros niños y comenzaron a armar un gran rompecabezas en el suelo, usando colores brillantes y mensajes de amistad.
"¡Vamos! Jugamos todos juntos para que los gigantes puedan vernos desde arriba!" -gritó Helena, animando a todos a participar.
Así, con risas y complicidad, el rompecabezas se armó y la gente que pasaba comenzó a aplaudir. Los gigantes formaron un hermoso espectáculo, mostrando cómo los lazos de amistad pueden unir a las comunidades.
Finalmente, Toko y Braulia lograron atrapar los globos, y cada uno de ellos se convirtió en parte de la decoración del desfile. Cuando terminó la tarde, las hermanas se despidieron de sus nuevos amigos.
"Gracias por esta maravillosa aventura, no olvidaremos el verdadero significado de la fiesta" -dijo María mientras abrazaba a Braulia.
"Y siempre recordaremos que juntos hacemos un mejor mundo" -concluyó Claudia con una sonrisa.
"¡Hasta la próxima!" -dijo Toko, mientras empezaba a marchar junto a Braulia y los otros gigantes.
Mientras regresaban a casa, las hermanas se sintieron llenas de alegría y amistad.
"A partir de ahora, cada vez que veamos gigantes, nos acordaremos de nuestra aventura" -exclamó Helena.
Y así, cada año en las fiestas de Pamplona, María, Claudia y Helena recordarían no solo a Toko y Braulia, sino también la importancia de compartir y celebrar juntos.
FIN.