Las hermanitas felices
Había una vez en un hermoso pueblo llamado Villa Felicidad, dos hermanitas, Dianita y Nayita, que eran las más felices de todo el lugar. Ellas vivían en una casita colorida con un jardín lleno de flores y árboles frutales. Dianita era la mayor, con su melena rizada y su risa contagiosa, mientras que Nayita era la más pequeña, con sus ojos brillantes y su entusiasmo inagotable.
Una mañana soleada, mientras Dianita y Nayita jugaban en su jardín, escucharon un ruido proveniente del bosque cercano. Intrigadas, decidieron ir a explorar. Durante su aventura, se encontraron con un pajarito herido. Sin dudarlo, las hermanitas decidieron cuidarlo y llevarlo a su hogar.
"Tenemos que ayudarlo a sanar", exclamó Dianita con determinación. Así que entre las dos, prepararon un nidito con ramitas y hojas, buscaron gusanitos para alimentarlo, le dieron agua fresca y lo cuidaron con mucho amor. Poco a poco, el pajarito recuperó sus fuerzas y pudo volar nuevamente, agradecido por la bondad de las hermanitas.
Esta experiencia enseñó a Dianita y Nayita el valor de ayudar a los demás y cuidar a los seres vivos. A partir de ese día, se convirtieron en las guardianas de los animales del bosque, siempre dispuestas a tender una mano amiga.
Un día, una fuerte tormenta azotó Villa Felicidad, dejando a muchos árboles caídos y a los habitantes preocupados. Dianita y Nayita, junto con sus amigos del pueblo, se propusieron limpiar y arreglar el desastre. Con sus esfuerzos mancomunados, lograron restaurar la belleza del lugar y fortalecer los lazos de amistad en la comunidad.
La valentía y solidaridad de las hermanitas inspiraron a todos a trabajar juntos por el bienestar de Villa Felicidad. Desde ese día, el pueblo floreció más que nunca, siempre con Dianita y Nayita como el ejemplo a seguir.
Y así, Dianita y Nayita continuaron viviendo felices, esparciendo alegría y bondad a su alrededor, siendo un recordatorio de que, con amor y trabajo en equipo, cualquier desafío se puede superar.
FIN.