Las Huellas Misteriosas de Tom



Un día, Tom decidió aventurarse en la selva llevando su mochila llena de provisiones. Todo parecía tranquilo hasta que, al caminar, se dio cuenta de unas huellas extrañas en el suelo. Curioso, se agachó y las examinó con atención.

"¿Quién habrá dejado estas huellas?" se preguntó Tom con asombro.

Decidió seguirlas, pensando que en el camino podría descubrir lo que las había hecho. Después de un rato, llegó a un claro donde se encontró con un gran elefante. Tom lo miró con admiración.

"¿Fuiste vos quien hizo estas huellas?" preguntó Tom, señalando al suelo.

El elefante sacudió la cabeza, causando que sus orejas se movieran de un lado a otro.

"No, yo soy demasiado grande para hacer esas huellas. ¡Seguro que son de un animal más pequeño!"

Tom decidió seguir su aventura. Continuó siguiendo las huellas y, en poco tiempo, se encontró con un grupo de monos que jugaban en los árboles.

"¿Ustedes hicieron estas huellas?" les preguntó entusiasmado.

Los monos se rieron y uno de ellos, el más travieso, se acercó a Tom.

"¡Nosotros no! Pero podríamos ayudarte a descubrirlo. ¡Vamos a seguirlas juntos!"

Tom se unió a los monos y juntos saltaron de rama en rama. Cada vez más emocionados, seguían el rastro de las huellas. En su camino, se encontraron con un aguilucho que observaba desde lo alto.

"¿Tú sabes de quién son estas huellas?" preguntó Tom, un poco cansado.

El aguilucho se inclinó y dijo:

"He estado viendo un grupo de ciervos. Ellos deben ser los responsables. ¡Vuelan muy alto, para que puedan verlo!"

Tom sintió una mezcla de emoción y curiosidad.

"¿Podemos ir a verlos?"

"Claro, solamente síganme hasta el lago. Allí suelen ir a tomar agua" dijo el ave mientras comenzaba a volar.

Tom y los monos lo siguieron, riendo y hablando. Cuando llegaron al lago, se dieron cuenta de que había muchos ciervos bebiendo. Tom se acercó con cuidado para no asustarlos.

"¿Son ustedes los que dejaron las huellas en el camino?" preguntó Tom, observando los hermosos animales.

Uno de los ciervos, con una voz suave, respondió:

"Sí, nosotros dejamos esas huellas. Lamentablemente, nos asustó un ruido y corrimos. ¡Pero no te preocupes, son unas huellas muy normales en el bosque!"

Tom sintió un gran alivio y felicidad.

"¡Qué bueno encontrar la respuesta!" dijo con una sonrisa.

Los ciervos invitaron a Tom a unirse a ellos para jugar en el agua. Disfrutaron juntos de un rato divertido, chapoteando y riendo. Tom aprendió mucho ese día: las huellas estaban allí para ser seguidas y juntos podían descubrir cosas maravillosas.

Al final del día, Tom se despidió de sus nuevos amigos. Prometió volver a la selva y compartir más aventuras.

"Gracias a todos por ayudarme a resolver el misterio de las huellas. ¡No puedo esperar para volver!" dijo con una gran sonrisa.

Así, Tom regresó a casa, lleno de historias que contar y un espíritu lleno de curiosidad. Todos los días son una nueva aventura esperando ser descubierta, solo hay que tener el valor de seguir las huellas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!