Las increíbles aventuras de Itzel, la gotita curiosa



Había una vez en un arroyo escondido entre frondosos árboles, una pequeña gotita llamada Itzel. Itzel vivía junto a su familia, compuesta por otras gotitas traviesas y juguetonas.

Un día, mientras recorría el arroyo, se encontró con un pez llamado Tito que nadaba alegremente. -¡Hola, Itzel! ¿Qué haces por aquí? -saludó el pez con entusiasmo. -¡Hola, Tito! Estoy explorando el arroyo y descubriendo todo lo que hay a mi alrededor -respondió Itzel emocionada.

Mientras seguían hablando, vieron a lo lejos una elefanta llamada Lola, que disfrutaba de un refrescante baño en el arroyo, chapoteando y lanzando agua al aire. Itzel y Tito se sorprendieron al verla tan feliz.

De repente, el cocodrilo Juan asomó su cabeza y observó con atención a la elefanta. -¡Vaya, vaya! Parece que Juan también está disfrutando del espectáculo -comentó Tito entre risas. -¡Sí, es increíble! -respondió Itzel. Pasaron los días, y en una de sus excursiones, Itzel descubrió que unos castores estaban construyendo una piscina.

Quedó maravillada al ver cómo trabajaban en equipo para lograrlo. -¡Qué genial! ¡Esto es asombroso! ¡Estaré atenta para ver cómo avanza la construcción! -exclamó emocionada.

Itzel se dio cuenta de que todos los seres del arroyo estaban ocupados en algo, colaborando y siendo felices. Decidió compartir con su familia todas las fascinantes experiencias que había vivido.

A partir de ese día, Itzel fue conocida como la gotita curiosa que siempre veía lo bueno en cada situación, que apreciaba las maravillas de su entorno y que aprendía de todo lo que le rodeaba.

Y así, con su actitud positiva, Itzel inspiró a los demás a descubrir la belleza de la vida cotidiana, a valorar las pequeñas alegrías y a trabajar en equipo para lograr grandes cosas.

FIN.

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