Las increíbles aventuras de Roddy, Rita y Sid



En la pequeña cabaña del bosque, donde los árboles susurran y las flores ríen, viven tres ratones bastante peculiares. Roddy, el mayor, siempre está pensando en las grandes aventuras que podrían tener. Rita, la del medio, es la más astuta del grupo, siempre con un plan bajo la manga. Y Sid, el pequeño, es el más travieso, siempre dispuesto a hacer reír a todos con sus ocurrencias.

Una mañana soleada, Roddy despertó con una idea brillante.

"¡Chicos! ¡Hoy vamos a buscar el tesoro escondido del bosque!"

Rita, que disfrutaba de los acertijos, preguntó:

"¿Y cómo sabemos que hay un tesoro? ¿Acaso la abuela Tica te contó un cuento de hadas?"

Roddy se puso un poco nervioso pero contestó entusiasta:

"No, pero el viejo roble de la colina dice que hay oro y joyas. Solo hay que seguir el mapa que él nos da. ¡Porfa, no seas aguafiestas!"

Sid, que estaba jugando con una hoja, se unió a la conversación:

"¡Yo quiero oro! Imaginate, ¡podríamos comprar un montón de quesos!"

Los tres ratones se apresuraron a prepararse. Gus, su padre, los observaba con una sonrisa mientras ellos recogían una pequeña mochila y unas galletitas de queso.

"Cuídense, chicos. No se olviden de que el verdadero tesoro es estar juntos y divertirse."

"Sí, sí, lo que vos digas, papá. ¡Vamos!" dijo Roddy.

Mientras subían la colina, empezaron a bromear sobre lo que harían con el tesoro. Rita dijo:

"Yo me compraría un castillo, pero no un castillo cualquiera, ¡uno con queso en las paredes!"

"¿Y cómo harías eso?" preguntó Sid.

"Sería un castillo fundido de queso. ¡Delicioso!"

"Mmm… suena bien, pero yo me quedo con el oro y el queso, ¡hay que ser práctico!" insistió Roddy.

Al llegar al viejo roble, encontraron un mapa que no parecía muy claro, pero Roddy estaba decidido:

"¡Aquí dice que tenemos que seguir el rastro de flores amarillas!"

Empezaron a caminar, pero pronto Ritas se dio cuenta de que algo no andaba bien:

"Chicos, este mapa parece más una broma que un tesoro. ¡Miren! Las flores amarillas están todas por el camino."

De repente, Sid, que había estado buscando mariposas, gritó:

"¡Chicos! Tengo algo brillante entre las patas. ¿Es oro?"

Rita miró de cerca y comenzó a reírse:

- “No Sid, es una tapa de frascos. Te está haciendo creer que eres un buscador de tesoros.”

El comentario hizo reír a todos y se siguieron riendo mientras buscaban. Después de un rato, encontraron un arroyo que parecía no tener fin. Del otro lado, había un montón de flores que brillaban.

"Seguro allá hay algo, ¡vamos!" sugirió Roddy.

Pero al intentar cruzar, se dieron cuenta de que no había puente.

"¿Cómo pasamos?" preguntó Sid.

"Podríamos usar una hoja como bote. ¡Siempre quise navegar!" dijo Roddy emocionado.

Con ingenio, entre los tres hicieron una pequeña balsa con las hojas y se lanzaron al agua. Pero no eran los mejores navegantes, y terminaron llenos de agua, pero reían a carcajadas.

"¡Esto es un verdadero remojón de aventura!" gritó Rita mientras chapoteaba.

Después de varios intentos, cruzaron y llegaron a la colina llena de flores. Pero para su sorpresa, en lugar de oro y joyas, encontraron una fiesta de ratones que bailaban y comían.

"¿Qué es esto?" preguntó Roddy asombrado.

"Esto no es un tesoro, ¡es una celebración!" dijo Rita.

- “¡Uh! Estaba claro, el verdadero tesoro es la diversión y los amigos.” comentó Sid.

Los ratones los invitaron a unirse a la fiesta, y juntos bailaron, comieron además de jugar y reír sin parar. Al final del día, mientras se retiraban, Roddy reflexionó:

"Quizás el oro y las joyas no sean tan importantes, ¿no?"

"Exacto, lo mejor de nuestras aventuras fue estar juntos. ¡Vamos a hacer más!" concluyó Rita con una sonrisa.

De regreso a casa, Gus los esperaba con galletitas de queso.

"¿Cómo les fue?" preguntó con curiosidad.

"¡Genial, papá! No encontramos oro, pero encontramos el tesoro de la amistad y la diversión. ¡Y hay más que buscar!" dijo Sid sonriente.

La cabaña resonó con las carcajadas de los tres ratones, y así, una simple búsqueda de tesoros se transformó en una de las mejores aventuras de sus vidas.

Y allí, bajo el cálido techo de su hogar, Roddy, Rita y Sid aprendieron que la verdadera riqueza está en los momentos compartidos y los sueños por vivir juntos. ¡Las mejores aventuras recién comenzaban!

FIN.

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