Las increíbles galletas perdidas



Había una vez en un pequeño pueblo, un grupo de galletas muy especiales. Estas galletas tenían la habilidad de traer felicidad a quien las probara. Eran conocidas como las galletas de la alegría, y su secreto radicaba en los ingredientes cuidadosamente seleccionados por la vieja pastelera doña Manuela.

Un día, mientras doña Manuela preparaba una nueva hornada de galletas, un alboroto en la cocina provocó que estas galletas mágicas rodaran lejos del pueblo, adentrándose en un bosque misterioso. Al darse cuenta de la situación, doña Manuela y su ayudante, el joven Tomás, se dispusieron a buscarlas. Armados con valentía y determinación, se embarcaron en una emocionante aventura hacia lo desconocido.

Caminaron por senderos angostos y atravesaron ríos cristalinos, siempre siguiendo el rastro dulce que las galletas dejaban a su paso. En su travesía, se encontraron con diferentes criaturas del bosque, como el ágil conejo Saltarín y la sabia tortuga Doña Sofía, quienes los ayudaron con consejos y pistas para ubicar a las galletas.

Sin embargo, el camino no estuvo exento de desafíos. En un momento de confusión, Tomás comenzó a sentir tristeza al pensar que nunca podrían encontrar las galletas y devolver la alegría al pueblo. Doña Manuela, con su sabiduría y amor, le recordó que siempre hay esperanza, y que juntos podrían superar cualquier obstáculo.

Finalmente, tras superar obstáculos y desafíos, encontraron a las galletas en lo más profundo del bosque, a salvo pero un poco tristes por estar perdidas. Doña Manuela, con su cálida sonrisa, les explicó que las galletas eran necesarias para dar felicidad a mucha gente, y que debían regresar al pueblo. Las galletas, emocionadas por su propósito, aceptaron ser llevadas de vuelta.

Al regresar al pueblo, las galletas fueron recibidas con alegría y gratitud. Al probarlas, la felicidad volvió a los rostros de los habitantes, quienes agradecieron a doña Manuela y a Tomás por su valentía y determinación. Desde ese día, las galletas de la alegría se convirtieron en un símbolo de esperanza y perseverancia para todos en el pueblo.

FIN.

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