Las lecciones de Bisabuela



Amadeo Bello era un niño de seis años que vivía en una pequeña casa con su mamá y su papá. Era un niño muy travieso, pero también muy amoroso con su familia y amigos.

Le encantaba jugar todo el día, especialmente con sus juguetes favoritos: una pelota roja y un muñeco de superhéroe. Pero lo que más le gustaba a Amadeo era visitar a su bisabuela, quien vivía en una casa grande al otro lado del pueblo.

A ella le encantaba verlo y siempre tenía dulces y galletitas para él. Un día, Amadeo se despertó temprano y decidió hacerle una sorpresa a su bisabuela.

Se puso su mejor ropa y salió corriendo hacia la casa de ella. Cuando llegó allí, toco la puerta con mucha fuerza. -¡Bisabuela! ¡Soy yo, Amadeo! -gritó emocionado. La bisabuela abrió la puerta lentamente y sonrió al ver a su nieto tan feliz.

-¡Hola mi amor! ¿Qué te trae por aquí tan temprano? -preguntó ella cariñosamente. -Amor por ti, bisabuela -dijo Amadeo mientras le daba un fuerte abrazo. La bisabuela lo invitó a entrar en la casa para tomar el desayuno juntos.

Le preparó pan tostado con mermelada de frutas frescas, huevos revueltos y jugo de naranja recién exprimido. Amadeo comió todo lo que había en el plato sin parar hasta que no quedara nada más por comer.

La bisabuela lo miraba con ternura y le preguntó:-¿No te cansas de comer todo el día, Amadeo? -No, bisabuela. Me encanta comer -respondió él con una sonrisa. Después del desayuno, Amadeo se puso a jugar con sus juguetes en la sala mientras la bisabuela hacía las tareas del hogar.

Pero de repente escucharon un ruido extraño que venía de la cocina. -¿Qué será eso? -preguntó la bisabuela preocupada.

Amadeo fue corriendo hacia la cocina y vio que el gato callejero que siempre rondaba por allí había entrado y estaba tratando de robar comida del refrigerador. -¡Bisabuela! ¡El gato quiere robar nuestra comida! -gritó Amadeo asustado. La bisabuela fue rápidamente a ver qué pasaba y cuando vio al gato intentando robar, lo agarró suavemente y lo sacó afuera.

Luego le explicó a Amadeo cómo era importante cuidar los alimentos para no desperdiciarlos ni permitir que animales callejeros entren a su casa.

-Amadeo, es bueno ser amoroso como tú pero también debemos ser responsables y cuidadosos con nuestras cosas -le dijo ella amablemente. Amadeo comprendió el mensaje de su bisabuela y prometió ser más atento a partir de ese momento.

Aprendió que aunque era divertido jugar todo el día o comer todas las golosinas que quisiera, también era importante tener responsabilidad en su vida cotidiana. Desde entonces, cada vez que visitaba a su bisabuela llevaba consigo la lección que ella le había enseñado y trataba de aplicarla en su día a día.

Así, Amadeo se convirtió en un niño más maduro y responsable, pero sin perder nunca su espíritu juguetón y amoroso con los demás.

FIN.

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