Las lecciones de Simón



Había una vez un pequeño mono llamado Simón que vivía en un hermoso jardín. Simón era muy curioso y siempre buscaba aventuras emocionantes. Un día, mientras exploraba el jardín, vio algo brillante y dorado entre los árboles.

Se acercó sigilosamente y descubrió que era un panal de abejas lleno de deliciosa miel. Sus ojos se iluminaron de emoción, pero recordó las advertencias de su madre sobre no meterse con las abejas.

Sin embargo, la tentación fue demasiada para él. Decidió tomar solo un poco de miel y luego irse rápidamente antes de que las abejas lo notaran. Se subió a un árbol cercano y estiró su brazo hacia el panal.

Justo cuando estaba a punto de agarrarlo, sintió una pequeña picadura en su cola. Gritó de dolor y sorpresa, perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo. Cuando se levantó, vio a una abejita llamada Lola parada frente a él.

Tenía lágrimas en los ojos mientras decía: "¡Ay! ¡Me has golpeado con tu cola! Eso me hizo daño". Simón se dio cuenta de que había lastimado accidentalmente a Lola mientras intentaba robar la miel del panal.

Se sintió muy mal por sus acciones egoístas y decidió disculparse sinceramente. "Lola, lamento mucho haber hecho eso", dijo Simón avergonzado. "No debería haber tratado de robar la miel sin permiso". Lola miró a Simón con desconfianza, pero pudo ver que estaba arrepentido.

Decidió darle una oportunidad y respondió: "Bueno, todos cometemos errores. Pero es importante aprender de ellos y no volver a hacerlo". Simón asintió con la cabeza y prometió que nunca más intentaría robar miel sin permiso. Luego, tuvo una idea.

"Lola, ¿te gustaría ayudarme a pedirle permiso a las abejas para tomar un poco de miel?", preguntó Simón. Lola sonrió y aceptó encantada la propuesta. Juntos, se acercaron al panal y explicaron su situación a las abejas.

Las abejas estaban sorprendidas por la sinceridad de Simón y decidieron darles un poco de miel como muestra de generosidad. Desde ese día en adelante, Simón aprendió el valor de la honestidad y el respeto hacia los demás.

Compartía su conocimiento sobre el jardín con otros animales curiosos e incluso organizaba excursiones educativas para enseñarles sobre las maravillas naturales del lugar.

Simón se convirtió en un líder amado por todos los animales del jardín gracias a su humildad y disposición para corregir sus errores. Y aunque disfrutaba ocasionalmente de un poco de miel del panal junto a sus amigos abejas, siempre lo hacía después de haber obtenido permiso.

Y así fue como el pequeño mono aprendió una valiosa lección sobre la importancia de pensar en los demás antes que en uno mismo, convirtiéndose en un ejemplo inspirador para todos aquellos que buscaban aventuras en el jardín.

FIN.

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