Las Lechuzas del Bosque Mágico



En un bosque frondoso y lleno de misterio, vivían unas lechuzas muy especiales. Tenían ojos grandes y brillantes que iluminaban la noche como estrellas en el cielo. A estas lechuzas les encantaba contar historias y descubrían secretos del bosque que rara vez otros animales veían.

Una noche, mientras el viento susurraba suavemente entre los árboles, las lechuzas se reunieron en la cima de una gran roca para una noche de cuentos. Entre ellas estaba Lía, una lechuza joven con ojos tan grandes que parecían dos lunas llenas. Era conocida por su curiosidad inagotable.

"Hoy contaré una historia sobre un lugar secreto en el bosque" - exclamó Lía emocionada, moviendo sus alas con entusiasmo.

"¿Un lugar secreto? ¡Cuéntanos, cuéntanos!" - gritaron las demás lechuzas al unísono.

Lía continuó:

"Hace un tiempo, encontré un claro escondido entre las ramas más antiguas del bosque. Allí hay flores que brillan como joyas y un estanque que refleja los colores del arcoíris. Pero lo más sorprendente, es que en ese lugar se escucha el susurro de los árboles. ¡Es mágico!"

Las lechuzas la miraron con ojos bien abiertos, llenos de sorpresa.

"¿Y por qué no nos lo has mostrado antes?" - preguntó una lechuza con voz temblorosa de expectativa.

"No estaba segura de si debía compartirlo. Temía que el lugar se llenara de ruido y que perdería su magia" - respondió Lía, un poco avergonzada.

"Pero si compartimos la magia, podemos cuidarla juntas" - dijo una lechuza mayor, llamada Zara, cuyos ojos reflejaban sabiduría.

Así, las lechuzas decidieron que al día siguiente irían juntas a descubrir el claro. Con cada aleteo, la emoción crecía.

Al amanecer, todas las lechuzas se levantaron del árbol donde dormían, volando en dirección al lugar secreto. Cuando por fin llegaron, el claro apareció ante sus ojos. Era incluso más hermoso de lo que Lía había descrito. Las flores brillaban y el estanque era un espejo de colores vibrantes.

"¡Es más hermoso de lo que pensé!" - exclamó una lechuza.

Pero, mientras disfrutaban, notaron algo extraño. Un grupo de conejos se acercó al estanque, luciendo preocupados.

"¿Qué les pasa?" - preguntó Zara, volando hacia ellos.

"El estanque se está secando y no sabemos por qué. Sin agua, nuestras familias no podrán vivir aquí" - explicó un conejo con una gran oreja caída.

Las lechuzas se miraron entre sí, sorprendidas. Lía se sintió mal por no haber prestado atención a lo que sucedía alrededor de su mágico claro.

"No podemos dejar que esto suceda. Debemos averiguar por qué se está secando el estanque" - dijo Lía, llenándose de determinación.

Así, las lechuzas y los conejos decidieron investigar. Juntos, volaron y corrieron por el bosque buscando pistas. Nadie más se había dado cuenta de que un grupo de humanos había empezado a cortar árboles cerca del claro, lo que afectaba la corriente del agua.

"Si seguimos así, el claro se perderá y la magia se desvanecerá" - dijo Zara, preocupada.

Las lechuzas, inspiradas por la necesidad de salvar su hogar, decidieron actuar. Convocaron a todos los animales del bosque: ciervos, ardillas, pájaros. Lía, con su gran corazón, propuso una idea.

"¡Plantemos más árboles! Si unimos fuerzas, podremos ayudar a que el claro vuelva a ser mágico y que el agua fluya nuevamente” – exclamó.

Los animales aplaudieron la idea. Durante días trabajaron juntos, plantando semillas y cuidando los árboles que habían crecido como un manto verde alrededor del claro. La colaboración de todos hizo que poco a poco, el agua comenzara a regresar y el claro volvió a ser un lugar mágico.

Cuando la última flor floreció, las lechuzas celebraron su triunfo, con Lía en el centro. Se dieron cuenta de que el verdadero poder de la magia no estaba solo en el lugar secreto, sino en la amistad y el trabajo en equipo.

"Gracias a todos, ¡hemos logrado salvar nuestro hogar!" - gritó Lía, con lágrimas de alegría en los ojos.

"Y hemos aprendido que la magia se comparte, cuidamos lo que amamos. Cada uno de nosotros tiene un papel en la protección del bosque" - añadió Zara, sonriendo a las lechuzas y a los conejos.

Desde aquel día, las lechuzas con ojos grandes continuaron contando historias en su claro mágico, recordando siempre la importancia de cuidar su hogar y compartir su magia con los demás.

FIN.

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