Las Letras del Cielo


Había una vez un señor llamado Don Ernesto que vivía en un pequeño pueblo. Era un hombre amable y curioso, al que le encantaba sentarse en el banco del parque a leer libros.

Un día soleado, mientras disfrutaba de su lectura tranquila, algo extraño comenzó a suceder. De repente, el cielo se oscureció y empezaron a caer letras del cielo. Grandes y pequeñas, de todos los colores y formas imaginables.

Don Ernesto se sorprendió mucho pero no dejó de leer su libro en blanco. A medida que las letras caían a su alrededor, él las recogía con cuidado y las guardaba en su bolsillo.

Al rato, una niña llamada Sofía se acercó al banco donde estaba sentado Don Ernesto. Ella también había notado la lluvia de letras y estaba muy emocionada por descubrir qué significaban.

Curiosa como era, le preguntó al señor:-¡Hola! ¿Por qué estás reagarrando todas esas letras? ¿Qué harás con ellas? Don Ernesto sonrió amablemente y respondió:-Buen día, querida Sofía. Estoy recolectando estas letras porque creo que tienen el poder de crear historias maravillosas. Sofía quedó fascinada con la respuesta del señor e inmediatamente quiso aprender más sobre eso.

-¿Puedes enseñarme cómo hacerlo? Me encantaría poder crear mis propias historias también -dijo entusiasmada. Don Ernesto asintió y juntos comenzaron a organizar las letras en el banco para formar palabras interesantes.

Pronto aparecieron frases completas y las frases se convirtieron en párrafos. El cielo seguía lloviendo letras, pero ahora Don Ernesto y Sofía estaban tan concentrados en su tarea que ni siquiera lo notaban. De repente, un viento fuerte sopló y todas las letras volaron por el aire.

Don Ernesto y Sofía se quedaron sin palabras al ver cómo sus historias desaparecían ante sus ojos. Pero no se rindieron. Decidieron seguir intentándolo una vez más.

Esta vez, los dos trabajaron aún más rápido para formar nuevas historias antes de que el viento volviera a llevarse las letras. Fue entonces cuando algo mágico sucedió: cada historia que creaban cobraba vida frente a ellos.

Un caballo blanco apareció trotando frente al banco y comenzó a contarles una historia sobre valientes caballeros y princesas encantadas. Luego, un árbol parlante les contó una historia sobre la importancia de cuidar la naturaleza, mientras que un pez dorado les narraba una aventura submarina llena de tesoros escondidos.

Don Ernesto y Sofía se dieron cuenta de que las letras del cielo tenían el poder de crear mundos enteros llenos de imaginación. Desde ese día, siguieron juntando letras siempre que caían del cielo para seguir creando nuevas historias increíbles.

Y así fue como Don Ernesto encontró su verdadera pasión: escribir libros con las letras del cielo para inspirar a niños como Sofía a soñar en grande y hacer realidad sus propias historias.

Desde entonces, cada vez que llueven letras del cielo en aquel pequeño pueblo, los niños se reúnen alrededor de Don Ernesto y Sofía para escuchar las historias que crean juntos. Y así, la magia de las letras continúa llenando sus corazones de alegría y aprendizaje.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

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