Las luces mágicas
Había una vez, en el hermoso barrio de Buenos Aires, una niña llamada Sofía y sus dos perritas, Dulce y Tundra. Un día soleado, decidieron salir a pasear por el famoso shopping de Avasto.
Sofía llevaba su mochila llena de juguetes para sus perritas y estaba emocionada por pasar un día divertido junto a ellas. Al entrar al shopping, las tres se maravillaron con las luces brillantes y los colores vibrantes que decoraban cada tienda.
Mientras caminaban por los pasillos repletos de gente, Sofía notó algo inusual: había un cartel que decía "Concurso de mascotas más talentosas". Sin dudarlo, decidió inscribir a Dulce y Tundra en la competencia.
"¡Chicas! ¿Qué les parece si participamos en este concurso? Seguro ganaremos!", exclamó Sofía emocionada. Dulce movió su cola rápidamente como diciendo "sí", mientras que Tundra saltaba de alegría. Juntas se dirigieron hacia la mesa de inscripción y entregaron todos los datos necesarios.
Después de registrarse, comenzaron a practicar diferentes trucos para sorprender al jurado del concurso. Sofía enseñó a Dulce cómo dar vueltas en círculos mientras sostenía una pelota sobre su nariz.
Por otro lado, Tundra aprendió a hacer piruetas impresionantes saltando a través de un pequeño arco. El gran día del concurso llegó rápidamente. El lugar estaba lleno de mascotas talentosas esperando su turno para mostrar lo que sabían hacer. Mientras tanto, Sofía y sus perritas esperaban ansiosas detrás del escenario.
Cuando llegó su turno, las tres subieron al escenario con confianza. Dulce y Tundra ejecutaron sus trucos a la perfección y el público aplaudió emocionado.
Sin embargo, justo cuando terminaron su presentación, se cortó la luz en todo el shopping. El lugar quedó sumido en la oscuridad total. Sofía sintió un poco de miedo, pero recordó que debía mantenerse tranquila por sus perritas. Entonces, tuvo una idea brillante.
"Chicas, sé cómo iluminar este lugar", dijo Sofía mientras sacaba de su mochila dos collares luminosos para perros. Dulce y Tundra se pusieron los collares y comenzaron a emitir una luz brillante en medio de la oscuridad.
Los demás participantes y el jurado quedaron asombrados al ver cómo las perritas iluminaban el escenario. El público empezó a aplaudir nuevamente mientras Sofía guiaba a Dulce y Tundra hacia el final del espectáculo.
A pesar de no tener música ni luces adicionales, su actuación fue inolvidable gracias a esos pequeños héroes caninos. Al finalizar el concurso, los organizadores anunciaron que Dulce y Tundra habían ganado el primer premio por su originalidad e ingenio para superar cualquier obstáculo.
Sofía estaba radiante de felicidad mientras recibían un trofeo reluciente como reconocimiento a su talento especial. Las tres celebraron juntas ese logro tan importante en sus vidas. Desde aquel día en adelante, Dulce y Tundra se volvieron famosas en el barrio de Avasto.
Todos las reconocían como las perritas más talentosas y valientes de la ciudad. Pero lo más importante fue que Sofía aprendió una gran lección: nunca debemos rendirnos frente a los obstáculos, siempre hay una solución creativa para superarlos.
Y gracias a sus adorables perritas, Sofía descubrió que no importa cuán oscuro sea el camino, con amor y determinación siempre encontrará la luz al final del túnel.
FIN.