Las manos limpias de Abril



Había una vez una niña llamada Abril que vivía en un pequeño pueblo. A Abril le encantaba jugar y explorar, pero había algo que no le gustaba hacer: lavarse las manos.

Cada vez que su mamá le decía que era hora de lavarse las manos, Abril ponía una carita de desagrado y se negaba rotundamente. Decía que el agua estaba fría y que no quería perder tiempo haciendo eso aburrido.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Abril se dio cuenta de algo extraño. Sus amigos empezaron a estornudar y toser sin parar. Pronto, todos estaban enfermos con gripes y resfriados.

Abril se preocupó mucho por sus amigos y también temió contagiarse ella misma. Fue entonces cuando recordó lo importante que era lavarse las manos para evitar enfermedades. Al día siguiente, después de la escuela, Abril llegó a casa decidida a cambiar su actitud hacia el lavado de manos.

Se acercó a su mamá y le dijo:"Mamá, he aprendido algo muy importante hoy en el parque. Quiero empezar a lavarme las manos correctamente para mantenerme sana".

La mamá de Abril sonrió emocionada al escuchar estas palabras y mostró cómo debían ser lavadas las manos adecuadamente: usando jabón y frotándolas durante 20 segundos. A partir de ese momento, Abril se convirtió en una experta del lavado de manos.

Cada vez que iba al baño o antes de comer, se aseguraba de limpiar bien sus manitas. Su actitud positiva fue contagiosa entre sus amigos del colegio.

Todos comenzaron a seguir su ejemplo y se unieron al "Club del lavado de manos", donde aprendían la importancia de mantenerse limpios para evitar enfermedades. Un día, el pueblo decidió organizar una feria de la salud. Abril fue invitada a dar una charla sobre la importancia del lavado de manos.

Con mucha emoción y orgullo, explicó a todos los asistentes cómo esta simple acción podía prevenir enfermedades y mantenernos sanos. Al finalizar su charla, Abril recibió aplausos y felicitaciones por su valiosa contribución a la comunidad.

Se sintió feliz al ver que había logrado transmitir un mensaje tan importante a los demás. Desde aquel día, Abril nunca volvió a olvidarse de lavarse las manos. Comprendió que esta pequeña acción podía marcar una gran diferencia en su salud y en la de quienes la rodeaban.

Y así, gracias a Abril y su determinación, el pueblo entero aprendió la importancia del lavado de manos y juntos construyeron un lugar más saludable para vivir.

FIN.

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