Las Manos Mágicas de Juanito
Había una vez un niño llamado Juanito que vivía en una colorida casita al borde de un bosque lleno de árboles y flores. Juanito era muy simpático, pero tenía un pequeño problema: no le gustaba lavarse las manos antes de comer. Siempre que su abuela le decía que debía hacerlo, él respondía:
"Pero abuelita, ¡no pasa nada! Las manos están limpias. No hay que preocuparse".
Un día, mientras Juanito almorzaba en la cocina, su abuelita lo miró con preocupación.
"Juanito, querida, acordate de lavarte las manos. Es muy importante para tu salud."
Juanito se encogió de hombros y siguió comiendo su sándwich con las manos sucias. Justo cuando estaba disfrutando de su comida, algo muy extraño ocurrió. De repente, sentía que sus manos empezaban a picar.
"¡Ay! ¿Qué pasa?" gritó Juanito, agitando sus manitos.
Fue en ese momento que su abuela se acercó y le dijo:
"Ves, Juanito, las manos sucias pueden traer problemas. Pero, ¿qué harías si tus manos fueran mágicas y necesitaran estar limpias para hacer cosas increíbles?".
Juanito lo pensó, se olvidó del picazón y se distrajo con la idea de manos mágicas. A la noche, mientras dormía, tuvo un sueño muy especial. Soñó que sus manos tenían superpoderes y podían hacer todo lo que él quisiera, pero había una condición: ¡debían estar limpias para funcionar!"¿Te gustaría volar?" le preguntó una manito mágica.
"¡Sí!" respondió Juanito, emocionado.
Pero cuando intentó levantar el vuelo, sus manos se llenaron de barro y no pudo. Desesperado, corrió a lavar sus manos rápidamente.
Al fin se las lavó, y ¡voilà! Sus manos resplandecían. En ese instante, sintió una energía sorprendente y comenzó a volar por el cielo, sintiendo la libertad y la brisa en su rostro.
"¡Soy un superhéroe!" gritó Juanito mientras surcaba el aire, dando piruetas y disfrutando del espectáculo.
Cuando despertó, estaba emocionadísimo. Decidió que desde ese día, siempre se lavaría las manos antes de comer. Así podría tener sus manos mágicas y disfrutar de la verdadera aventura.
Durante los días que siguieron, cada vez que pasaba por el lavabo, Juanito pensaba en su sueño:
"Voy a ser un superhéroe de las manos limpias".
Sus amigos notaban el cambio.
"¿Por qué te lavás tanto las manos, Juanito?" preguntaron.
"¡Porque tengo manos mágicas! Cada vez que están limpias, puedo hacer cosas increíbles, como volar por el cielo!"
Al principio, los amigos se reían, pero luego se unieron a él y descubrieron que también disfrutaban lavándose las manos. Así, poco a poco, crearon el Club de las Manos Mágicas donde se prometieron unirse en la limpieza y en la diversión.
Juntos, comenzaron a contar historias de lo que podían hacer con sus manos mágicas, desde jugar con la tierra y plantar flores, hasta pintar hermosos cuadros. Su abuela, al ver su entusiasmo, se unió a ellos.
"Voy a ayudarles a hacer el mejor jardín del barrio, siempre con las manos limpias, claro".
Pasaron semanas de risas, juegos y siempre disfrutando de comidas ricas, haciendo un buen hábito de lavarse las manos.
Finalmente, un día, la abuela trajo una carta muy especial.
"Chicos, he recibido una invitación para mostrar nuestro jardín en la feria de primavera".
Juanito y sus amigos estaban muy emocionados. Sabían que todo lo que habían aprendido sobre la importancia de la limpieza había hecho que su jardín floreciera como nunca.
En la feria, todo el mundo quedó asombrado por lo que habían logrado. La abuela sonrió mientras Juanito y sus amigos mostraban su jardín a todos.
"Todo esto es gracias a nuestras manos mágicas, que están siempre limpias" dijo orgullosamente Juanito.
Y así, con manos limpias, Juanito y sus amigos no solo lograron un magnífico jardín sino que también aprendieron una importante lección sobre la salud y la alegría de tener manos limpias.
FIN.