Las Mariposas del Bosque Mágico



Era un hermoso día soleado cuando Sofí y La Vivi decidieron salir a explorar el bosque que estaba cerca de su casa. Ambas eran amigas inseparables y compartían un amor por la naturaleza, sobre todo por las mariposas. Llevaban consigo un cuaderno donde anotaban cada especie de mariposa que veían, y también las dibujaban.

"¡Mirá, Sofí!" - exclamó La Vivi al ver una mariposa amarilla revoloteando cerca de un arbusto.

"¡Es preciosa!" - respondió Sofí, tratando de acercarse lentamente para no asustarla.

Después de un rato buscando mariposas, se adentraron más en el bosque y, de repente, encontraron un sendero que nunca habían visto antes.

"¿Vamos a ver adónde lleva?" - preguntó La Vivi, emocionada.

"¡Sí!" - dijo Sofí, empujando suavemente a su amiga hacia adelante.

Mientras caminaban, las mariposas parecían seguirlas. En especial, una mariposa de colores vibrantes que siempre estaba delante de ellas, como guiándolas. Al final del sendero, se encontraron con una puerta enorme hecha de ramas entrelazadas.

"¿Te imaginas que hay algo mágico detrás de esta puerta?" - sugirió Sofí, sonriendo.

"Sólo hay una forma de averiguarlo" - afirmó La Vivi, empujando la puerta, que se abrió con un crujido.

Atravesaron la puerta y, para su sorpresa, llegaron a un mundo lleno de criaturas fantásticas: árboles que hablaban, arroyos que cantaban y, por supuesto, mariposas más hermosas de las que jamás habían visto.

"¡Mirá eso!" - gritó La Vivi, señalando un grupo de mariposas que danzaban en el aire, formando un arcoíris.

"Es como un sueño" - dijo Sofí, maravillada.

Sin embargo, al poco rato, se dieron cuenta de que el mundo mágico estaba triste. Las mariposas parecían cansadas, y algunas de las criaturas del bosque no sonreían.

"¿Por qué estás tan triste, amigo?" - le preguntó Sofí a un pequeño duende que lloraba junto a un árbol.

"Este bosque era próspero y lleno de vida, pero hemos perdido nuestras mariposas. Sin ellas, la magia se disipa" - contestó el duende.

Sofí y La Vivi se miraron, entendiendo que debían ayudar.

"Quizás podamos encontrar las mariposas perdidas" - sugirió La Vivi.

"¡Vamos! Tendremos que explorar el bosque y ver si encontramos alguna pista" - agregó Sofí, llena de determinación.

Comenzaron a investigar, hablando con los árboles, que les contaron sobre un enemigo: un dragón que había atrapado a las mariposas en su cueva.

"Debemos ser valientes y rescatar a las mariposas" - propuso Sofí, asumiendo el desafío.

"¡Sí! Juntas podemos hacerlo" - respondió La Vivi, emocionada.

Decididas, las chicas se aventuraron hacia la cueva del dragón. Al llegar, vieron la entrada oscura y temidos ruidos provenientes de adentro. Estaban asustadas, pero sabían que la esperanza del mundo mágico dependía de ellas.

"Recordá, hay que ser valientes" - le dijo Sofí a La Vivi, tomándola de la mano.

"¡Vamos!" - exclamó La Vivi, tomando aire.

Dentro de la cueva, el dragón era enorme y estaba dormido.

"Mirá todas esas mariposas enjauladas" - susurró Sofí.

"¿Y si usamos un poco de magia?" - propuso La Vivi, recordando las historias que había leído sobre mariposas mágicas.

Las chicas empezaron a murmurar palabras que habían aprendido de las criaturas del bosque. De repente, una mariposa brillante apareció y comenzó a dar vueltas alrededor del dragón.

"¡Despierta! ¡Despierta!" - repitieron Sofí y La Vivi, mientras la mariposa bailaba en el aire.

El dragón abrió un ojo, sorprendido por el espectáculo.

"¿Qué está pasando aquí?" - preguntó atónito.

"Venimos a rescatar a las mariposas que has atrapado" - respondieron las niñas con valentía.

El dragón, con una mirada nostálgica, suspiró.

"No quise hacerles daño, pero mi corazón está triste porque no tengo amigos. Las mariposas sólo me recordaban un tiempo feliz" - confesó.

"Podés ser nuestro amigo y todos podemos compartir este lugar mágico" - sugirió La Vivi.

"Sí, las mariposas vuelven a ti si eres amable y compartís tu magia con nosotros" - agregó Sofí.

El dragón sonrió, entendiendo que la amistad era la clave. Los tres juntos abrieron las jaulas y las mariposas, al salir, comenzaron a danzar alegremente, llenando la cueva de colores brillantes.

"¡Gracias!" - exclamaron las mariposas, que, agradecidas, decidieron quedarse con el dragón, creando un lazo de amistad.

De regreso al bosque, todo resplandecía con energía renovada. Los árboles reían, los arroyos cantaban, y las mariposas volaban por todos lados.

"Lo hicimos, La Vivi" - dijo Sofí, abrazando a su amiga.

"Sí, ¡y qué aventura tan increíble!" - sonrió La Vivi.

Las dos amigas regresaron a casa, llevando con ellas nuevas historias y el recuerdo de un mundo mágico que habían salvado gracias a su valentía y su amor por las mariposas. Y desde ese día, cada vez que veían una mariposa, recordaban que el verdadero poder de la magia está en la amistad y el cuidado de la naturaleza.

FIN.

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