Las Mariposas del Rosal



En un hermoso jardín, lleno de colores y fragancias, había un rosal que alegraba a todos. Este rosal, que tenía cinco hermosas flores rojas, atraía no solo a los niños, sino también a mariposas de todos los tamaños y colores. Un día, cinco mariposas llegaron al rosal:

"- ¡Miren, son cinco!" - exclamó Lía, una niña curiosa que amaba la naturaleza.

"- ¡Soy la mariposa de las flores más grandes!" - dijo la primera mariposa, luciendo sus alas amarillas y azules.

"- Y yo soy la mariposa que vuela más rápido!" - dijo la segunda mariposa, con alas naranjas brillantes.

"- ¡Yo puedo bailar entre las flores!" - se jactó la tercera mariposa, con alas verdes.

"- ¡Stop!" - interrumpió la cuarta mariposa, que era un poco más pequeña que las demás "A veces es mejor ser discreta y no llamar tanto la atención. Yo me muevo con tranquilidad".

"- ¿Y qué hay de mí?" - preguntó la quinta mariposa, que tenía alas de colores iridiscentes. "- Mírenme, ¡soy única y especial!"

Lía observó a las mariposas y pensó en lo que cada una había dicho. Decidió que ella quería contarle a su amiga Valen sobre ellas.

"- Vamos a contarlas hoy, son cinco: una, dos, tres, cuatro y cinco!" - dijo Lía emocionada.

Al día siguiente, Lía y Valen regresaron al rosal. Para su sorpresa, solo encontraron tres mariposas.

"- ¿Dónde están las otras?" - preguntó Valen, preocupada.

"- Tal vez se fueron a explorar el mundo, o quieren descansar en otros lugares, o simplemente están disfrutando de otras flores" - respondió Lía.

Las dos niñas decidieron cuidar el rosal y sus flores mientras esperaban que las mariposas regresaran. Regaron las plantas y las miraron crecer. Con el tiempo, las flores del rosal comenzaron a atraer a nuevas mariposas. Pero cada día, las mariposas que volvían eran diferentes, y cada una traía consigo un nuevo cuento.

Un día, regresaron las dos mariposas que habían desaparecido.

"- ¡Estamos de vuelta!" - gritaron emocionadas.

"- ¡Y ustedes no van a creer lo que hemos visto!" - dijo la mariposa más grande con sus alas amarillas.

"- Hemos viajado por un campo lleno de flores y mariposas diferentes, pero siempre recordamos lo especial que es nuestro rosal. Sin él, no tendríamos un lugar al que volver" - agregó la mariposa más rápida.

"- Eso es porque, a pesar de ser diferentes y tener distintas habilidades, siempre encontramos un lugar especial juntos" - comentó la mariposa tranquila.

Y así, Lía, Valen y las cinco mariposas aprendieron que lo más importante no es ser la más hermosa o la más veloz, sino ser parte de un lugar donde cada uno se acepta como es. Y a partir de ese día, jugaron todos juntos en el rosal, contando cuentos y disfrutando de su jardín.

La moraleja de la historia es que cada uno de nosotros, aunque tengamos habilidades diferentes, somos valiosos y llenamos el mundo de belleza si nos cuidamos los unos a los otros.

FIN.

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