Las Mariposas en el Rosal



En un hermoso jardín, lleno de coloridas flores, había un rosal muy especial. Este rosal no solo tenía rosas rojas, amarillas y blancas, sino que también era el hogar de muchas mariposas. Las mariposas, con sus alas brillantes, iban y venían, bailando entre las flores.

Un día, dos pequeños amigos, Lucas y Sofía, decidieron ir al jardín a jugar. Al llegar, Sofía se maravilló con las mariposas que volaban alrededor del rosal.

"¡Mirá, Lucas! ¡Hay tres mariposas en el rosal!" - exclamó Sofía.

Lucas sonrió y dijo: "Sí, son preciosas, pero ¿podemos contar cuántas hay?"

"¡Sí!" – respondió Sofía con entusiasmo.

Entonces, comenzaron a contar:

"Una... dos..."

Pero de repente, una mariposa amarilla apareció volando.

"¡Tres!" - gritaron juntos.

Mientras seguían contando, notaron que más mariposas venían a unirse al rosal. Así que siguieron contando:

"Cuatro... cinco... seis..."

"¡Mirá, ahora hay seis!" - dijo Lucas.

Justo en ese momento, una mariposa azul se posó en la flor más grande del rosal.

"¡Siete!" - dijo Sofía mientras señalaba la mariposa.

Las mariposas estaban tan alegres que comenzaron a revolotear, creando un espectáculo de colores y risas. Pero entonces, una nube oscura apareció en el cielo y empezaron a caer gotas de lluvia.

"Ay no, la lluvia espantará a las mariposas" - dijo Lucas preocupado.

Sofía pensó un poco y respondió: "No hay que preocuparnos. Quizás solo necesitan un lugar para protegerse. Vamos a contar las mariposas y ver cuántas están aquí todavía."

Así que se pusieron a contar nuevamente. Esta vez las mariposas se agruparon, y juntos contaron:

"Una... dos... tres... cuatro... cinco..."

Cuando terminó la lluvia, el sol salió de nuevo y las mariposas volvieron a bailar alegremente.

"¡Mirá, ahora hay ocho!" - exclamó Sofía.

"¡Así es!" - respondió Lucas con una gran sonrisa. "Ellas son muy valientes, como nosotros. Aunque llueva, no se rinden nunca."

Y así, entre risas y juegos, Lucas y Sofía aprendieron no solo a contar mariposas, sino también que es importante no rendirse nunca, aunque la vida nos presente pequeñas tormentas.

Desde ese día, cada vez que veían mariposas en el rosal, recordaban contar y también recordar que siempre es bueno ser valiente y perseverante.

FIN.

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