Las mariposas en sala fucsia
En el corazón de una escuela mágica de Buenos Aires, había una sala pintada de un fucsia vibrante donde ocurrían las aventuras más extraordinarias. Era conocida como la sala fucsia, y allí los niños y niñas aprendían no solo de libros, sino también de la naturaleza y de los seres que la habitan. Un día soleado de primavera, algo especial estaba por suceder.
Ese día, Sofía, una niñita curiosa y aventurera, llegó entusiasmada a la escuela. "¡Hoy es el día de la visita de las mariposas!"- exclamó, corriendo hacia su mejor amigo, Lucas.
"¿Mariposas?"- preguntó Lucas, con un tono de duda. "¿Dónde están?"-
"Deben estar llegando..."- respondió Sofía, mirando por la ventana. En ese momento, un grupo de mariposas de colores brillantes comenzó a volar hacia la sala fucsia. "¡Mirá, ahí vienen!"-
Las mariposas se posaron suavemente sobre el alfombrado fucsia y los chicos se maravillaron al ver sus hermosos alas desplegadas. La maestra Celeste, una mujer sabia y cariñosa, sonrió al ver la emoción de sus alumnos. "Chicos, hoy aprenderemos sobre la metamorfosis y por qué las mariposas son tan importantes en el ecosistema"-
Al empezar la clase, las mariposas, mágicamente, comenzaron a hablar. Una mariposa amarilla, que se presentó como Lila, explicó: "Nosotros comenzamos como orugas, y atravesamos un proceso llamado metamorfosis. Es un gran cambio, ¡pero necesario para volar!"-
Los niños estaban asombrados. "¿De verdad pueden hablar?"- preguntó Lucas, con los ojos muy abiertos. "Sí, cuando estamos aquí, en sala fucsia, podemos compartir nuestro conocimiento"- dijo Lila.
Lila continuó, "Las mariposas son vitales para la polinización de las flores. Sin nosotros, muchas plantas no podrían reproducirse, y eso afectaría a millones de seres vivos"-.
"¿Entonces, son súper importantes?"- preguntó Sofía, sorprendida.
"Exactamente. Y también nos enseña que a veces, para crecer, hay que pasar por momentos difíciles. Al igual que nosotros, ustedes deben aprender a enfrentar sus desafíos para brillar en el mundo"- continuó Lila.
Los niños se sintieron inspirados. Sofía, que a veces se sentía insegura y le tenía miedo a lo desconocido, decidió que quería ser valiente como las mariposas y enfrentar sus temores.
De repente, un giro inesperado ocurrió. Una mariposa azul llamada Mar lo interrumpió. "¡Chicos! ¡Hay un problema! Un grupo de mariposas se encuentra atrapado en la red de un pescador cerca del parque. ¡No podemos volar si no los liberamos!"-
"¡Debemos ayudar!"- dijo Lucas, decidido.
"¿Pero cómo?"- preguntó Sofía, un poco asustada.
"Si trabajamos en equipo, podremos hacerlo. Las mariposas nos guiarán y nos enseñarán lo que debemos hacer"- dijo Celeste, segura.
Los chicos, guiados por las mariposas, comenzaron a planear su misión. "Yo iré a distraer al pescador!"- dijo Lucas.
"Y yo me encargaré de liberar a las demás mariposas!"- agregó Sofía, sintiéndose mucho más valiente.
Así que con la ayuda de Lila y Mar, los niños se organizaron. Mientras algunos de ellos distraían al pescador, otros se acercaban sigilosamente a las mariposas atrapadas. "¡Rápido, aquí están!"- susurró Sofía al verlas. Con cuidado, deshicieron las redes y liberaron a las mariposas atrapadas.
"¡Gracias, amigos!"- exclamó Mar, emocionada. "Ustedes son verdaderos héroes. Gracias a su valentía, ahora podemos seguir volando y polinizando las flores"-.
El pescador, al ver la acción, se dio cuenta de lo importante que eran las mariposas y prometió nunca más usar redes en esa área.
Regresaron a la sala fucsia, donde todos se abrazaron en señal de celebración. "Hoy aprendimos que juntos, somos más fuertes"- dijo Sofía, sonriendo.
"Y que enfrentar nuestros miedos nos ayuda a crecer"- agregó Lucas, feliz por su nueva amistad con las mariposas.
La maestra Celeste, orgullosa de sus alumnos, dijo: "Hoy no solo aprendieron sobre las mariposas, sino sobre la amistad, la valentía y el trabajo en equipo. ¿Quién se atreve a seguir aprendiendo sobre la naturaleza y a ser defensores de nuestro planeta?"-
Todos levantaron la mano, entusiasmados por la nueva aventura que tendrían. Así, la sala fucsia no solo se llenó de colores de mariposas, sino también de sueños, risas y la promesa de cuidar de la naturaleza juntos. Y así, las mariposas, símbolo de transformación, se convirtieron en amigas de los chicos, listos para guiarlos en nuevas aventuras.
Y así termina nuestra historia, recordando que todos nosotros podemos ser como las mariposas y que, si nos unimos, ¡podemos hacer del mundo un lugar mejor!
FIN.