Las mariposas valientes



Había una vez, en lo más alto de una montaña, una pequeña comunidad de hormigas llamada Hormigolandia. Estas hormigas trabajaban incansablemente para recolectar comida y construir un hogar seguro para todos.

Un día soleado, mientras las hormigas estaban ocupadas reagarrando migajas de pan, apareció volando sobre ellas una bandada de pájaros azules. Eran hermosos y majestuosos, pero también eran muy traviesos.

Los pájaros azules comenzaron a picotear la comida de las hormigas y a derribar sus casitas con sus alas poderosas. Las hormigas se sintieron desesperadas y asustadas. No sabían qué hacer para protegerse de los pájaros azules. La reina Antolina convocó una reunión urgente en el centro del hormiguero. -¡Amigos! -exclamó Antolina-.

Nos enfrentamos a un gran problema con estos pájaros azules. Necesitamos encontrar una solución antes de que nos queden sin comida ni hogar. Todas las hormiguitas comenzaron a hablar al mismo tiempo, sugiriendo diferentes ideas para enfrentar la invasión.

Pero ninguna parecía funcionar realmente. En ese momento, un joven e ingenioso explorador llamado Lucas levantó su patita y pidió permiso para hablar. -¿Qué propones, Lucas? -preguntó Antolina curiosa. -Bien...

escuché decir que los pájaros son muy inteligentes y tienen buena memoria visual -dijo Lucas-. Si logramos cambiar nuestro aspecto y comportamiento por completo, tal vez los confundamos y nos olviden. Las hormigas se miraron entre sí, intrigadas por la idea de Lucas.

Decidieron ponerla en práctica y comenzaron a buscar materiales para transformarse en algo completamente diferente. Cada hormiga se pintó con hojas y flores de colores brillantes. Algunas se pusieron ramitas en la cabeza, mientras que otras construyeron alas falsas con pétalos de flores.

Parecían pequeñas mariposas caminando por el suelo. Cuando los pájaros azules regresaron al día siguiente, quedaron desconcertados al ver a las hormigas transformadas. No podían reconocerlas como antes, así que decidieron irse a buscar comida en otro lugar.

Las hormigas celebraron su victoria bailando y cantando en el centro del hormiguero. -¡Lucas! -exclamó Antolina-. Gracias a tu ingenio hemos logrado alejar a los pájaros azules de nuestro hogar. Eres un verdadero héroe para Hormigolandia.

Lucas sonrió tímidamente y dijo:-No soy un héroe, solo hice lo que creí conveniente para proteger a todos nosotros.

Desde ese día, las hormigas aprendieron una lección muy valiosa: trabajar juntas y usar su inteligencia podía ayudarles a superar cualquier obstáculo que enfrentaran. A partir de entonces, Hormigolandia prosperó más que nunca.

Las hormiguitas continuaron siendo diligentes recolectando alimentos y construyendo casitas fuertes mientras recordaban siempre la importancia de la colaboración y la creatividad frente a los desafíos inesperados que pudieran surgir. Y así es como las pequeñas pero valientes hormigas de Hormigolandia demostraron que, sin importar cuán grandes sean los problemas, siempre hay una solución si se trabaja en equipo y se piensa de manera ingeniosa.

FIN.

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