Las Mariposas y el Jardín Mágico
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Florentino, una niña llamada Lucía. Lucía era curiosa y siempre estaba explorando la naturaleza. Su lugar favorito en el mundo era un jardín antiguo, lleno de flores de todos los colores y, lo más importante, mariposas.
Un día, mientras jugaba entre las flores, escuchó un susurro.
"¿Quién está ahí?" - preguntó Lucía, mirando a su alrededor asombrada.
De entre las flores salió una mariposa de colores brillantes.
"Soy Mariposa Lila, guardiana de este jardín mágico" - dijo la mariposa con una voz melódica. "He estado observándote, Lucía. Tienes un corazón puro y una gran curiosidad. ¿Te gustaría conocer los secretos de las mariposas?"
Lucía estaba fascinada.
"¡Sí, por favor!" - gritó emocionada.
Mariposa Lila aleteó con gracia y, de repente, el jardín se iluminó con una luz dorada.
"Ven, sígueme." - dijo Mariposa Lila mientras guiaba a Lucía a través de un sendero escondido en el jardín. Al final del sendero, encontraron un lugar donde las flores danzaban al compás de una música suave y los colores de las mariposas brillaban intensamente.
"Este es el Jardín de las Mariposas" - explicó Mariposa Lila. "Cada flor aquí representa un sueño. Las mariposas son las que lo traen a la vida. Pero hay un problema..."
Lucía frunció el ceño.
"¿Qué pasa?"
"Algunos niños del pueblo han dejado de soñar. Están tan ocupados con el mundo de los adultos que olvidaron lo que es soñar en grande. Sin sueños, nuestras mariposas no pueden volar. Necesitamos tu ayuda para devolver los sueños a estos niños.
Lucía sintió un nudo en el estómago, pero su corazón se llenó de valentía.
"¡Yo puedo ayudar! ¿Cómo lo hacemos?"
Mariposa Lila sonrió.
"Primero, veamos qué sueñan. Con cada niño que ayudes a recordar su sueño, una mariposa volará libre en el cielo. Llévales un mensaje del jardín, con un poco de magia."
Lucía se comprometió a ayudar y partió hacia el pueblo. Se acercó a su amigo Tomás, quien estaba jugando con sus juguetes en el parque.
"Hola, Tomás. ¿Recuerdas qué soñabas ser cuando eras pequeño?"
Tomás se detuvo a pensar.
"Creo que quería ser astronauta... pero eso parece muy difícil ahora."
"¿Difícil? ¡No! ¡Es emocionante! Ven, salgamos a buscar estrellas y construyamos una nave espacial. Te prometo que cada vez que mires al cielo vas a recordar tu sueño."
Tomás aceptó, y juntos jugaron toda la tarde, mirando al cielo lleno de estrellas. Cuando terminaron, Tomás sonrió de oreja a oreja.
"¡Nunca pensé que volar entre las estrellas sería tan divertido!"
Lucía rió y, en lo profundo de su corazón, sintió que una mariposa comenzaba a volar en el jardín.
Después, encontró a su amiga Sofía sentada sola en un banco.
"Sofi, ¿cuál era tu sueño de niña?"
Sofía suspiró.
"Quería ser bailarina, pero no tengo ritmo..."
"¡Todos tenemos ritmo! ¿Te gustaría intentarlo juntos? Vamos a bailar como mariposas en el jardín, sólo se necesita un poco de música y ganas."
Sofía dudó, pero la sonrisa de Lucía era contagiosa. Se unieron a un grupo de niños en la plaza y empezaron a saltar y girar como si fueran mariposas. Al final, Sofía reía y decía
"¡Me encanta bailar!"
Y así, por cada niño al que Lucía ayudaba a recordar su sueño, más mariposas comenzaban a llenar el cielo.
"Ya quedan muy pocas flores sin sueños" - dijo Mariposa Lila, volando al lado de Lucía, que estaba ahora llena de alegría.
"Pero, ¿y los adultos?" - preguntó Lucía. "Ellos también olvidan soñar."
"Tienes razón, Lucía. Los adultos suelen olvidar la magia. Vamos a darles una sorpresa, ¡sígueme!"
Mariposa Lila condujo a Lucía hasta la plaza del pueblo, donde los adultos, cansados y serios, hacían sus compras en silencio. Mariposa Lila voló por encima de ellos, dejando un rastro de polvo mágico que hizo estallar una lluvia de colores.
Los adultos comenzaron a mirar hacia arriba, encantados.
"¡Miren!" - gritó uno. "Nunca había visto mariposas así desde que era niño."
"Me recuerdo cuando soñaba con ser un aventurero..." - dijo un anciano.
De repente, la plaza estaba llena de risas y recuerdos, y los adultos compartieron historias de sus sueños olvidados, como un mágico renacer.
Al final del día, Lucía regresó al jardín donde encontró a Mariposa Lila esperándola.
"Lo lograste, Lucía. Has devuelto los sueños a tu pueblo. Cada mariposa que vuela es un sueño que ha renacido. Gracias a vos, los adultos también recordarán lo que es soñar."
Lucía sonrió, mirando cómo las mariposas llenaban el cielo.
"Prometo cuidar este jardín y nunca dejar de soñar."
Desde entonces, Lucía y Mariposa Lila se hicieron grandes amigas, y juntas, cada primavera, recordaron a la gente de Florentino que la magia de soñar nunca debe desaparecer.
Y así, el jardín se convirtió en un lugar especial donde los sueños, y las mariposas, volaban libres, llenando de colores y risas a todos los que creían en ellos.
Y colorín colorado, este cuento de mariposas se ha terminado.
FIN.