Las Mariquitas Salvadoras de Melones



En el pintoresco pueblo de Villaconejos, todos los habitantes estaban orgullosos de sus famosos melones. Cada año, en la feria anual del pueblo, se llevaba a cabo un concurso para premiar al mejor cultivador de melones.

Y este año no sería la excepción. La familia Meloni era conocida por tener las mejores plantaciones de melones de todo el pueblo.

El abuelo José, junto a su nieta Lola, se encargaban de cuidar y cosechar los melones con mucho amor y dedicación. Todos esperaban ansiosos la llegada del concurso para ver si los Meloni lograban llevarse nuevamente el premio.

Un día antes del concurso, una terrible noticia sacudió a Villaconejos: una plaga había afectado las plantaciones de melones y todos estaban en peligro. Los Meloni estaban desesperados, no sabían qué hacer para salvar sus preciadas frutas. Lola, que era muy inteligente y creativa, tuvo una brillante idea.

Recordó que su abuela solía contarle historias sobre cómo las mariquitas eran amigas de los cultivos y ayudaban a protegerlos de plagas. Sin dudarlo un segundo, Lola salió corriendo al campo en busca de mariquitas.

-Abuelo José -dijo Lola emocionada-, ¡creo que puedo salvar nuestros melones! Necesitamos mariquitas para combatir la plaga. El abuelo José la miró sorprendido pero decidió confiar en su nieta. Juntos buscaron por toda la plantación y lograron recolectar un buen grupo de mariquitas que liberaron entre los melones.

Al día siguiente, en la feria del pueblo, todos quedaron asombrados al ver que los melones de los Meloni lucían más hermosos y sanos que nunca. La plaga había desaparecido gracias a la ayuda de las mariquitas.

Los jueces del concurso probaron los exquisitos melones de los Meloni y no dudaron en otorgarles el primer premio. La familia celebraba emocionada mientras recibían aplausos y reconocimientos de todos los vecinos.

Desde ese día, Villaconejos supo que no solo eran famosos por sus deliciosos melones, sino también por la valentía y creatividad de dos grandes héroes: Lola y su abuelo José. Y así fue como una pequeña gran historia sobre amistad entre insectos y humanos se convirtió en inspiración para todo un pueblo.

FIN.

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