Las Mascotas Perdidas de Luna
Era una tarde soleada en el barrio de Luna, una niña llena de energía y amor por los animales. Tenía dos mascotas: un perrito llamado Rocco, que era un torbellino de alegría, y una gatita llamada Mimí, que siempre estaba lista para jugar o dormir en el regazo de Luna.
Un día, mientras Luna jugaba en el patio, notó que Rocco y Mimí no estaban. Muy preocupada, salió corriendo hacia su mamá.
"¡Mamá! No encuentro a Rocco y a Mimí. ¿Dónde estarán?" - exclamó Luna con una mirada angustiada.
"No te preocupes, Luna. Tal vez están explorando el barrio. Vamos a buscarlos juntos. " - respondió su mamá.
Levantaron el cartelón de 'Se busca', pintado a mano y con dibujos de Rocco y Mimí, y empezaron su búsqueda. Fueron de puerta en puerta preguntando a sus vecinos si habían visto a sus queridas mascotas.
"¡Hola, don Carlos! ¿Ha visto a Rocco y a Mimí?" - preguntó Luna al vecino.
"No los he visto, pero anoche escuché un ruido en el jardín. Quizás se fueron a jugar a otro lado." - respondió el hombre, rascándose la cabeza.
Siguieron investigando y vieron a su vecina Marta, quien estaba regando sus plantas.
"¡Hola, Marta! ¿Nos ayudas a buscar a Rocco y a Mimí?" - pidió Luna.
"¡Claro! Los animales siempre encuentran aventuras. Vamos a preguntarle a mis gatas, ellas son buenas detective!" - sonrió Marta, señalando a sus dos gatos curiosos que observaban desde el marco de la ventana.
Mientras tanto, Luna empezó a sentir que su corazón se llenaba de tristeza. "¿Y si nunca los encuentro?" - pensó. Pero su mamá la abrazó y le dijo:
"Luna, no pierdas la esperanza. A veces, las aventuras más grandes empiezan con un poco de incertidumbre."
Así continuaron buscando por el parque cercano, donde Rocco solía correr detrás de las mariposas, y Mimí se escondía entre los arbustos.
Al llegar al parque, se encontraron con algunos niños que jugaban.
"¡Hola, chicos! ¿Han visto a Rocco y a Mimí?" - preguntó Luna.
"No, pero vimos un perrito y un gato en la plaza. Podrían haber ido allá!" - respondió uno de los niños.
Luna y su mamá corrieron hacia la plaza, llenos de esperanza. Cuando llegaron, encontraron una multitud de personas. En el medio, había un show de magia.
"¡Mirá!" - gritó Luna emocionada, mientras señalaba al mago que hacía trucos con animales. Pero lo que vio la llenó de alegría: su perrito Rocco estaba corriendo por el lado, persiguiendo una pelota, y Mimí estaba acurrucada sobre la mesa de un niño que le daba de comer.
"¡Rocco! ¡Mimí!" - gritó Luna con todas sus fuerzas, corriendo hacia ellos.
Rocco la reconoció inmediatamente y corrió hacia ella, moviendo la cola con fuerza.
"¡Luna, estamos aquí! ¡Nos divertimos mucho!" - ladró Rocco, como si pudiera hablar.
Mimí, después de estirarse unas cuantas veces, saltó hacia Luna y frotó su cabeza contra su mejilla.
"Nos perdimos un poco, pero no te preocupes, fue una gran aventura" - dijo Mimí, con un suave maullido.
Con una gran sonrisa, Luna abrazó a sus mascotas y todos se fueron felices hacia casa.
"¿Ves? Siempre hay que estar atento y ser valiente. Las aventuras son parte del viaje, pero nunca olvides lo que amas" - le dijo su mamá.
Desde ese día, Luna nunca se alejó de sus mascotas sin asegurarse de que tenían su lugar asegurado o llevándolos a una aventura juntos. Y el cartel de ‘Se busca’ pasó a ser una gran anécdota para contar a sus amigos sobre el gran día que aprendió que siempre hay que mantener la esperanza y cuidar lo que amamos.
FIN.