Las monedas mágicas de Facundo
Había una vez un niño llamado Facundo que vivía en un pequeño pueblo. Facundo era muy curioso y siempre estaba buscando aventuras emocionantes. Un día, mientras caminaba hacia el colegio, encontró algo brillante en el suelo.
¡Eran monedas de oro! Facundo se quedó sorprendido y emocionado al ver las monedas. Sin embargo, no sabía qué hacer con ellas.
Pensó que tal vez podrían ser mágicas, así que decidió guardarlas en su mochila y seguir su camino hacia la escuela. Cuando llegó a clase, no podía dejar de pensar en las monedas y cómo podría usarlas. Durante el recreo, Facundo se sentó bajo un árbol y sacó las monedas de su mochila para examinarlas nuevamente.
De repente, un pequeño duende apareció frente a él. Tenía una barba larga y blanca, ojos brillantes y llevaba puesto un sombrero puntiagudo. "¡Hola, Facundo!"- dijo el duende con una voz amigable.
"He visto que has encontrado mis monedas mágicas". Facundo se quedó atónito al ver al duende hablando con él. "¿Tus monedas?"- preguntó Facundo confundido. "Pero yo las encontré en el camino hacia la escuela".
El duende sonrió y explicó: "Es cierto que tú las encontraste físicamente, pero estas monedas pertenecen al mundo mágico. Cada vez que alguien encuentra una de ellas y decide hacer algo bueno con ella, se desencadena una cadena de eventos maravillosos".
Facundo se emocionó aún más al escuchar esto. Si las monedas eran mágicas, entonces podría hacer algo especial con ellas. "¿Qué puedo hacer con estas monedas?"- preguntó Facundo emocionado.
El duende le explicó que cada moneda tenía un deseo oculto dentro de ella y que para activar el deseo, debía lanzar la moneda al aire mientras decía lo que deseaba en voz alta. Facundo no podía creer lo que estaba escuchando.
Tenía una oportunidad única de hacer realidad sus sueños y ayudar a los demás al mismo tiempo. Decidió usar su primer deseo para mejorar su colegio. Lanzó la primera moneda al aire y dijo: "Deseo un colegio lleno de libros nuevos y coloridos".
Al instante, el colegio se transformó en un lugar lleno de estanterías repletas de libros interesantes y coloridos. Los estudiantes estaban emocionados por esta sorpresa y todos comenzaron a disfrutar del nuevo ambiente educativo. Facundo estaba encantado con el resultado de su primer deseo.
Ahora sabía que podía hacer cosas increíbles con las monedas mágicas. Con cada nueva moneda encontrada, Facundo utilizaba sus deseos para mejorar diferentes aspectos del pueblo: parques más bonitos, calles limpias y seguras, talleres gratuitos para los niños, entre muchas otras cosas.
Poco a poco, el pueblo se convirtió en un lugar maravilloso donde todos vivían felices gracias a los deseos de Facundo y las monedas mágicas del duende.
Un día, cuando solo le quedaba una última moneda por utilizar, Facundo decidió que su último deseo sería para sí mismo. Lanzó la moneda al aire y dijo: "Deseo tener una mochila mágica que siempre esté llena de libros y aventuras emocionantes".
Al instante, su mochila se transformó en un objeto mágico que siempre estaría llena de libros interesantes y herramientas para nuevas aventuras. Facundo sabía que había hecho algo maravilloso por su pueblo y estaba emocionado por todas las nuevas historias que leería y viviría gracias a su mochila mágica.
Desde ese día en adelante, Facundo siguió explorando el mundo con su mochila llena de conocimiento y siempre buscando oportunidades para hacer el bien a los demás.
Y así, Facundo enseñó a todos que la magia no solo reside en objetos como las monedas o las mochilas, sino también en nuestros corazones cuando decidimos usarla para hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.