Las Montañas Vírgenes

En un hermoso valle llamado La Virgen, se alzaban imponentes las Montañas Vírgenes.

Cuentan que hace muchos años, el valle fue descubierto por un grupo de valientes exploradores que quedaron maravillados por su belleza y decidieron darle ese nombre en honor a la pureza y virginidad de sus tierras. En ese valle vivían numerosos animales y plantas, pero nadie se había aventurado a explorar las Montañas Vírgenes, pues se decía que estaban protegidas por antiguos guardianes mágicos.

Un día, un pequeño zorro llamado Mateo decidió emprender la aventura de su vida: subir las Montañas Vírgenes.

Mateo se adentró en el bosque, lleno de determinación y valentía.

Pronto se encontró con otros animales del bosque que le advirtieron del peligro que representaba adentrarse en las montañas. Pero Mateo tenía un corazón valiente y continuó su camino. Al llegar a la base de las montañas, se encontró con un búho sabio llamado Don Óscar.

- ¿A dónde vas, joven zorro? - preguntó el búho con voz profunda. - Voy a subir las Montañas Vírgenes, quiero descubrir sus secretos y demostrar que no son un lugar prohibido - respondió Mateo con determinación.

Don Óscar lo miró con sabiduría y le dijo: - Si tú corazón es puro y tu determinación fuerte, las montañas te abrirán sus secretos. Pero debes ser valiente y amable con todo ser que encuentres en tu camino. Con estas palabras, Mateo comenzó a escalar las Montañas Vírgenes.

En su camino conoció a criaturas mágicas, ayudó a animales en apuros y demostró su valentía y amabilidad. Finalmente, llegó a la cima de las montañas, donde encontró un hermoso jardín secreto lleno de flores y árboles encantados.

En ese momento, entendió el verdadero significado de la virginidad de las tierras: no solo se trataba de la pureza natural, sino también de la pureza de corazón y de espíritu.

Mateo regresó al valle como un héroe, y desde ese día, las Montañas Vírgenes se convirtieron en un lugar de aventura y magia para todos los seres del valle.