Las Navidades Mágicas de Lía y Tomás
Era un diciembre brillante en el pequeño pueblo de Villafeliz. Las luces decoraban cada rincón, y el aire estaba lleno de risas y cantos navideños. Lía, una niña de ocho años, estaba muy emocionada. Su hermano Tomás, de seis, también lo estaba. Las navidades nunca habían sido tan especiales.
"Lía, ¿crees que Santa Claus vendrá esta noche?" - pregunto Tomás con ojos brillantes.
"¡Seguro que sí!" - respondió Lía con una sonrisa.
"Yo hice una lista gigante de regalos. ¡Quiero una muñeca que hable!" - agregó Tomás.
"Yo quiero un carrito de carreras que haga giros. Pero más que nada, quiero que todos estén felices esta Navidad." - dijo Lía pensativa.
La mañana de Navidad llegó. El aroma de galletas recién horneadas llenaba la casa mientras los niños corrían a la sala, ansiosos por ver los regalos bajo el árbol. Cuando los padres abrieron la puerta, la sorpresa fue increíble: ¡había muchos regalos!"¡Mirá, Lía! ¡Un carcito!" - gritó Tomás, pero al abrir el regalo se dio cuenta de que era un set de bloques de construcción.
"No es lo que esperaba..." - dijo con un susurro, un poco desilusionado.
"A veces, los regalos que no esperamos pueden ser los más divertidos. ¡Mirá, podemos construir lo que queramos!" - Lía lo animó.
Después de un rato jugando, comenzaron a colaborar y crearon una impresionante ciudad llena de edificios y autos. Las horas pasaron volando mientras su creatividad se desbordaba. Sin embargo, Tomás seguía pensando en su muñeca que hablaba.
"Lía, ¿y si no viene? ¿Y si Santa se olvidó de mí?" - dijo con algo de tristeza.
Lía miró a su hermano y se le ocurrió una gran idea.
"Vamos a escribirle a Santa, sería divertido. Le contaremos lo mucho que hemos disfrutado jugando juntos. Quizás él lo vea de una manera diferente."
Tomás sonrió, y juntos escribieron una carta. La pusieron en un sobre y la dejaron cerca de la ventana. Al caer la noche, sucedió algo mágico. Una chispa de luz iluminó el cielo y un suave susurro vino del aire.
"Este es el espíritu de la Navidad. Lo que uno entrega, regresa de alguna forma..." - dijo el viento.
Cuando se despiertan a la mañana siguiente, Lía y Tomás encontraron un regalo misterioso con sus nombres. Con cautela lo abrieron y, para sorpresa de Tomás, dentro había una hermosa muñeca que sonreía.
"¡Es la muñeca que siempre quise!" - exclamó Tomás emocionado, mientras Lía ponía sus ojos en el carro de carreras que había en el otro lado de la caja.
"¿Te das cuenta de que Santa sí llegó? Pero lo que realmente importa es que nos divertimos tanto juntos, jugando y creando cosas. ¡Eso es el verdadero regalo!" - dijo Lía.
Después de un rato, se dieron cuenta de que la verdadera magia de la Navidad no era solo en los regalos, sino en los momentos de alegría compartidos, la familia reunida y la creatividad que todo lo puede. Así, Lía y Tomás decidieron que, aunque los regalos eran divertidos, lo que realmente querían era seguir creando y compartiendo recuerdos juntos.
La Navidad en Villafeliz siempre sería especial, no por las sorpresas bajo el árbol, sino por el amor que llenaba sus corazones. Después de todo, era el amor y la amistad lo que hacían la vida realmente maravillosa. Y así, en cada Navidad, Lía y Tomás compartieron ese mensaje con todos sus amigos, llevando la verdadera esencia de la fiesta a cada rincón de su pueblo.
Fin.
FIN.