Las Niñas Valientes y el Payaso Atrapado



Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una casa abandonada que todos los niños evitaban pasar cerca. Se decía que allí habitaba una mujer fantasma y un payaso malvado llamado IT.

Un día, la pequeña Sofía estaba caminando por el pueblo cuando se encontró con su amiga Ana. Juntas decidieron desafiar sus miedos e ir a explorar la casa abandonada. Cuando llegaron, notaron que la puerta principal estaba abierta y decidieron entrar.

Al principio todo parecía normal, pero luego empezaron a escuchar ruidos extraños y las luces comenzaron a parpadear. De repente, apareció la figura de una mujer vestida de blanco flotando por el pasillo.

Las niñas gritaron de terror y corrieron hacia la salida pero se toparon con IT bloqueándoles el camino. "¡No nos hagas daño!"- gritó Ana asustada. Pero para sorpresa de las niñas, IT les respondió:"No vine aquí para lastimarlas, vine porque necesito su ayuda".

Las niñas no podían creer lo que estaban escuchando.

¿Ayuda? ¿De parte del payaso malvado? IT explicó que había sido encerrado en esa casa hace muchos años por los vecinos del pueblo debido a su apariencia espeluznante y desde entonces no había podido salir. Pero ahora necesitaba encontrar un objeto muy valioso que le permitiría escapar definitivamente. Sofía y Ana aceptaron ayudarlo sin saber qué hacer exactamente o cuál era ese objeto tan importante para él.

Sin embargo, juntos empezaron a buscar pistas sobre dónde podría estar. Durante la búsqueda, se encontraron con la mujer fantasma que resultó ser una antigua dueña de la casa.

Ella les indicó que el objeto en cuestión era un amuleto mágico que había sido robado por unos ladrones y escondido en el bosque cercano. Las niñas y IT se dirigieron al bosque y después de mucho buscar encontraron el amuleto.

Cuando lo tomaron, sintieron una extraña energía recorriendo sus cuerpos y escucharon la risa agradecida de IT. "¡Gracias chicas! ¡Ahora podré salir de aquí!"- exclamó emocionado. Y así fue, IT desapareció ante los ojos de las niñas dejando atrás solo su sombrero rojo flotando en el aire como señal de su liberación.

Sofía y Ana volvieron a casa sintiéndose valientes y orgullosas por haber ayudado a alguien tan diferente a ellos.

A partir de ese día, aprendieron que no debían juzgar a las personas por su apariencia o reputación, sino darles una oportunidad para conocerlas realmente.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!