Las Normas de Laboratorio de Computación
Era un día soleado en el Colegio San Pedro, y los estudiantes de sexto grado estaban ansiosos por asistir a la clase de computación. Entre ellos estaban Briana, Vicky y Anto, tres amigos inseparables que siempre se apoyaban en sus aventuras.
"¡No puedo esperar para usar las nuevas computadoras!" exclamó Briana, con sus ojos brillantes de emoción.
"Sí, espero que podamos aprender algo nuevo hoy", dijo Vicky, mientras ordenaba su mochila.
"Yo sólo espero que no haya tantas reglas como la vez pasada", murmuró Anto, recordando un incidente en el que había derramado jugo sobre una computadora.
Cuando entraron al laboratorio de computación, notaron que la maestra, la señora Lucia, había preparado un cartel gigante con las normas del laboratorio.
"¡Miren eso! ¡Hay un dibujo de una computadora genial!" apuntó Briana.
"¡Sí, pero también hay muchas normas!" comentó Vicky, frunciendo el ceño.
"Vamos a leerlas y seguirlas, así evitaremos problemas esta vez", sugirió Anto.
La señora Lucia se acercó y explicó, "Chicos, cada norma está diseñada para asegurar que todos estemos seguros y que las computadoras funcionen correctamente. ¡Vamos a repasarlas juntos!"
Las normas eran las siguientes:
1. Nunca comer ni beber cerca de las computadoras.
2. Mantener el espacio de trabajo limpio.
3. No tocar los cables o enchufes sin autorización.
4. Pedir ayuda si algo no funciona.
5. Trabajar en equipo y respetar a los demás.
"Parece sencillo, ¿no?" dijo Briana.
"Sí, pero siempre hay un pequeño problema", añadió Vicky, mirándole traviesamente a Anto.
"Voy a portarme bien. Lo prometo", respondió Anto, levantando la mano como si fuera un juramento.
La clase comenzó, y la señora Lucia les enseñó a crear sus primeros proyectos en un programa de diseño. Todo iba bien hasta que, de repente, un ruido extraño salió de una de las computadoras. Un mensaje en la pantalla decía: "ERROR 404. ¡SOS!"
"¿Qué significa eso?" preguntó Briana, asustada.
"No sé, pero suena preocupante", dijo Vicky.
"Vamos a averiguarlo. ¡Tal vez podamos ayudar!", propuso Anto, con valentía.
Los tres amigos decidieron trabajar juntos para resolver el misterio del error. Recordaron la regla de respetar a los demás.
"¿Quién sabe algo de programación?" preguntó Vicky.
"Yo no sé mucho, pero podemos buscar en Internet para solucionar el problema", sugirió Briana.
"¡Buena idea! Siempre hay una solución", añadió Anto.
Así que, siguiendo las normas, comenzaron a investigar. Juntos, encontraron un tutorial que explicaba cómo reiniciar la computadora y solucionar errores simples. Siguiendo las instrucciones al pie de la letra, pudieron arreglar la computadora que había fallado, alegrando a su profesora.
"¡Gracias chicos! Han hecho un gran trabajo. Esto demuestra que seguir las normas puede llevarnos a resolver problemas juntos", dijo la señora Lucia, orgullosa.
"Lo logramos, ¡somos un gran equipo!" gritó Briana, saltando de alegría.
"Nunca subestimen las normas. ¡Nos ayudan a mantener todo en orden!", agregó Vicky, con una sonrisa.
"¡Y prometo portarme bien de aquí en adelante!", finalizó Anto, sonriendo y levantando el pulgar.
Desde ese día, Briana, Vicky y Anto no solo aprendieron a usar las computadoras, también comprendieron la importancia de trabajar en equipo y seguir reglas que protegen y dan oportunidad a todos.
En la próxima clase, la señora Lucia les presentó un desafío: crear un proyecto digital que ayudara a otros estudiantes a entender las normas del laboratorio. Los tres amigos se miraron y supieron que, como siempre, lo lograrían juntos.
FIN.