Las Normas Mágicas de la Sra Llama
Era un hermoso día en la Escuela Mágica de Animales, un lugar lleno de colores vivos y criaturas encantadoras. La Sra. Llama, la maestra del aula, se preparaba para una clase muy especial. Con su suave pelaje y su voz melodiosa, siempre sabía cómo inspirar a sus alumnos.
"¡Hola, amiguitos!" -dijo la Sra. Llama mientras entraba al aula. "Hoy vamos a repasar las normas de convivencia del aula. ¿Quién puede decirme por qué son importantes?"
Una pequeña Rata, llamada Rita, levantó su patita.
"Son importantes para que todos podamos aprender y estar a gusto. ¡Y también para que no haya peleas!"
"Exactamente, Rita!" -sonrió la Sra. Llama. "Si todos respetamos las normas, podemos vivir en armonía. Ahora, ¿alguien se anima a recordar alguna de las reglas?"
El curioso Conejito, cuyo nombre era Ramón, dijo entusiasmado:
"¡No hacer ruido cuando alguien está hablando!"
"Muy bien, Ramón. Eso es vital para que todos escuchemos al que está hablando" -apuntó la maestra. "¿Qué más?"
La Tortuga, lenta pero segura, respondió:
"No interrumpir a los demás".
"Excelente, Tortuga Tati. ¡Debemos dar a cada uno su tiempo! Ahora, hablemos de la norma más importante de todas: ser amables y ayudarnos entre nosotros".
De repente, el aula comenzó a vibrar. Todos los colores cambiaron y mientras la Sra. Llama intentaba mantener la calma, el aire se llenó de una energía mágica. En ese preciso momento, un pequeño Dragón llamado Damián, que nunca había sido muy considerado con los demás, entró volando.
"¿Qué pasa, Sra. Llama? ¡El aula se está moviendo como si tuviera vida propia!"
"Eso es porque estamos recordando lo que significa vivir en comunidad, Damián. Tu presencia trae energía, ¡pero necesitamos tu ayuda para calmar el aula!"
Damián, sorprendido, no sabía qué hacer.
"Yo nunca ayudo, siempre vuelo solo..."
La Sra. Llama le sonrió amablemente.
"A veces hay que volar en grupo, Damián. Juntos somos más fuertes. Ven, únete a nosotros y ayudemos a que nuestra aula vuelva a la normalidad".
Los alumnos comenzaron a organizarse, creando un círculo y sosteniendo sus patas y alas.
"Con la magia de la amistad, ¡todo es posible!" -gritó Rita.
Damián dudó por un momento, pero luego se unió al círculo, sosteniendo la patita de Ramón. Al hacerlo, sintió cómo la energía del aula se enfrió y comenzó a tranquilizarse.
"¡Funciona!" -gritó emocionado.
Cuando todo volvió a la calma, la Sra. Llama sonrió.
"¿Ven lo que quería decirles? Juntos somos más fuertes, y cuando todos nos ayudamos, la magia se multiplica".
Damián, sintiéndose un poco más seguro, levantó su cabeza y dijo:
"Creo que quiero ayudar más a menudo. Ser parte del grupo se siente bien".
La Sra. Llama asintió satisfecha. "¡Eso es lo que quería escuchar! La amabilidad y el apoyo son las claves para crear un ambiente donde cada uno se sienta especial".
Desde ese día, Damián se convirtió en un gran amigo y ayudante en la escuela mágica, siempre volando en grupo y enseñando a los demás la importancia de la convivencia. Todos los animales aprendieron a valorarse, y la Sra. Llama se sintió orgullosa de su aula, donde la magia de la amistad florecía como nunca antes.
FIN.