Las Normas Mágicas del Laboratorio de Computación



Era un soleado lunes de marzo y los estudiantes de primer grado del colegio San Pedro volvían al laboratorio de computación después de unas largas vacaciones. Todos estaban emocionados de utilizar las computadoras, pero también un poco desorientados tras tanto tiempo sin clases. La profesora Luz, con su cabello rizado y una gran sonrisa, los esperaba en la puerta del laboratorio.

- ¡Hola, chicos! - dijo la profesora Luz-. ¿Listos para una nueva aventura en el mundo de la computación?

- ¡Sí, profesora! - respondieron los niños al unísono, llenos de entusiasmo.

- Perfecto. Antes de comenzar, es necesario hablar sobre las normas del laboratorio. Las normas son mágicas porque nos ayudan a que todo funcione bien - explicó la profesora Luz mientras señalaba una pizarra llena de coloridos dibujos.

- ¿Mágicas? - preguntó Anita, con los ojos muy abiertos.

- Sí, Anita - continuó la profesora-. Las normas son como un hechizo que mantiene todo en orden. Por ejemplo, la primera norma es: 'Siempre debemos lavarnos las manos antes de usar las computadoras'. ¡Así cuidamos nuestros equipos!

Los estudiantes asintieron, recordando cómo sus manos, después de haber estado en el recreo, a veces estaban llenas de arena y tierra.

- ¿Y si no seguimos las normas? - preguntó Lucas, con curiosidad.

- Ah, si no las seguimos, podría pasar algo muy inesperado - dijo la profesora, haciendo una pausa dramática-. Imaginemos que una computadora se llena de barro y arena... ¡No podría hacer magia!

En ese momento, algo extraño ocurrió. Una computadora al fondo comenzó a parpadear y a hacer ruidos extraños.

- ¡Miren! - exclamó Sofía, señalando la computadora.

- ¡Oh, no! - dijo la profesora Luz con un tono de sorpresa. - Parece que nuestra amiga computadora está sufriendo.

- ¿Estará enferma, profesora? - preguntó Diego, preocupado.

- No enferma, pero sí necesita un poco de atención y cuidado - explicó la profesora-. Esto sucede cuando no seguimos la norma de cuidar los equipos. Vamos a ayudarla juntos, pero, primero, debemos recordar otra norma: 'No comer ni beber en el laboratorio'.

- ¡Sí! - gritaron todos a la vez, entendiendo el daño que podían causar.

La profesora Luz se acercó a la computadora que parpadeaba y ejecutó un programa de limpieza.

- Aquí está el comando mágico que usaremos, chicas y chicos: “CUIDAR”, que significa Cuidar, Unir, Imprimir, Dar Atención y Respetar.

Cada niño repitió la palabra mágica. De pronto, la computadora dejó de hacer ruidos raros y pasó a mostrar un hermoso paisaje con mariposas de colores.

- ¡Funcionó! - gritó Lucas, saltando de alegría.

- Eso es, chicos, porque seguir las normas es como tener un superpoder. ¡Ahora volvamos a las normas! La siguiente norma es: 'Nunca tocar nada sin permiso'. ¿Por qué será importante? - preguntó la profesora.

- ¡Porque podemos romper las cosas! - respondió Sofía.

- Exacto - dijo la profesora Luz. - Y perderíamos nuestra oportunidad de aprender.

- ¿Y si creemos que tenemos una buena idea? - volvió a preguntar Lucas.

- En ese caso, se habla primero con la profesora o los compañeros - explicó Luz-. ¡Siempre es bueno compartir ideas!

La jornada continuó con las normas y, a medida que explicaba cada una, los estudiantes compartían sus ideas y experiencias. Al poco rato, la computadora mágica se volvió el centro de atención nuevamente.

- ¡Usemos a la magia de las computadoras para nuestros proyectos! - dijo la profesora Luz, entusiasmada, mientras encendía cada computadora.

- ¡Sí! - respondieron los niños, ahora más motivados que nunca.

Después de varias aventuras con las computadoras, creando dibujos, escribiendo historias y mucho más, finalmente llegó la hora de finalizar la clase.

- Recuerden, chicos - dijo Luz mientras los estudiantes se preparaban para salir-. Las normas son nuestras aliadas en el laboratorio, porque nos cuidan y nos permiten disfrutar aprendiendo. ¡Nos vemos la próxima clase!

Los estudiantes salieron del laboratorio felices y emocionados por todo lo que habían aprendido. Al cruzar las puertas, Anita se volvió hacia sus amigos y dijo:

- Chicos, ¡no olvidemos nuestras normas mágicas!

Y así, los alumnos del primer grado del colegio San Pedro aprendieron que el respeto y el cuidado son la clave para disfrutar de la magia de la tecnología.

FIN.

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