Las nubes mágicas de Solcito



Había una vez un pequeño pueblo llamado Solcito, donde vivían las nubes más simpáticas y parlanchinas del mundo.

Estas nubes tenían la habilidad de hablar y, cada vez que se juntaban en el cielo, formaban figuras divertidas que alegraban a todos los habitantes. Un día, las nubes decidieron hacer algo especial para sorprender a los niños del pueblo.

Querían enseñarles sobre la importancia de cuidar el planeta y cómo cada uno podía hacer su parte para mantenerlo limpio y saludable. - ¡Vamos a contarles una historia! -exclamó Nube Pompita con entusiasmo. - ¡Sí! Y así aprenderán mientras se divierten -añadió Nube Esponjita.

Las nubes se reunieron en el cielo formando la figura de una mariposa gigante y comenzaron a hablar:- Había una vez un niño llamado Tomás, quien amaba jugar al aire libre. Todos los días salía con su bicicleta por el vecindario, pero nunca recogía la basura que encontraba en su camino.

Tomás era distraído y no entendía lo importante que era cuidar el medio ambiente. Un día, mientras montaba su bicicleta cerca de un río, vio cómo algunos animales luchaban por sobrevivir debido a la contaminación del agua.

- ¡Oh no! Esto es terrible -dijo Tomás preocupado-. ¿Qué puedo hacer para ayudar? En ese momento, las nubes escucharon sus pensamientos y decidieron intervenir.

Se reunieron nuevamente en el cielo formando la figura de un árbol frondoso y hablaron nuevamente:- Tomás, si quieres ayudar al planeta, debes comenzar por pequeñas acciones. Por ejemplo, puedes reagarrar la basura que encuentres en tu camino y depositarla en el lugar adecuado. Tomás entendió el mensaje de las nubes y se comprometió a hacerlo.

Desde ese día, cada vez que salía a pasear en su bicicleta, llevaba una bolsa para recolectar la basura que encontraba. Un día, mientras recogía papelitos cerca del parque, conoció a una niña llamada Sofía.

Ella también estaba preocupada por el medio ambiente y juntos decidieron formar un grupo de amigos para limpiar el pueblo. Los niños se organizaron y realizaron campañas de concientización sobre la importancia de cuidar el planeta.

Pronto, más personas se sumaron a su causa y Solcito se convirtió en un lugar más limpio y saludable. Las nubes estaban muy felices con lo que habían logrado.

Se reunieron nuevamente en el cielo formando la figura de un corazón gigante y dijeron:- ¡Bravo! Gracias a Tomás y Sofía, Solcito es ahora un lugar más hermoso. Recuerden siempre cuidar nuestro hogar: el planeta Tierra. Desde aquel día, las nubes siguieron hablando con los niños de Solcito e inspirándolos a cuidar el medio ambiente.

Y así, gracias a estas simpáticas nubes parlanchinas, los habitantes del pueblo aprendieron que todos podemos hacer nuestra parte para proteger nuestro hogar. Y colorín colorado este cuento ha terminado...

pero la historia continúa porque siempre hay nuevas formas de aprender y cuidar el planeta.

FIN.

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