Las Olimpiadas de Jardín
En un soleado día de primavera, el jardín de infantes "Pequeños Campeones" se preparaba para un evento muy especial: ¡las Olimpiadas de Jardín! Todos los niños de la sala de inicial estaban emocionados y llenos de energía. Las actividades comenzaban a las 10 de la mañana, y cada grupo de niños había elegido un deporte para representar.
"- Hoy va a ser un día increíble!" gritó Sofía, la más entusiasta del grupo. "- Vamos a correr, saltar y jugar como verdaderos atletas!"
"- Sí, ¡y también vamos a aprender a trabajar en equipo!" añadió Lucas, el que siempre estaba pensando en cómo ayudar a los demás.
La maestra Carla se acercó y dijo: "- Niños, recuerden que lo más importante de las olimpiadas no es ganar, sino participar y disfrutar con sus amigos y compañeros."
Con el espíritu olímpico en el aire, los niños comenzaron a preparar sus disfraces. Sofía se vistió de atleta, con una camiseta roja y una cinta en la cabeza. Lucas optó por el look de un atleta de salto con un sombrero de papel amarillo. Todos se estaban divirtiendo creando sus propios diseños.
La primera disciplina era la carrera de obstáculos. ¡Los niños hicieron fila, listos para comenzar!"- ¡A la cuenta de tres, todos a correr!" gritó la maestra. Y así, los niños comenzaron a correr, saltando sobre aros y esquivando conos. Sofía lideró la carrera, pero en el último obstáculo, se tropezó y cayó al piso.
"- ¡Ay, no!" se lamentó, sintiéndose decepcionada. Pero antes de que pudiera levantarse, Lucas se acercó y le dijo: "- No te preocupes, Sofía. ¡Levantémonos juntos y sigamos adelante! Ven, vamos a ayudar a los que vienen atrás."
Sofía sonrió. "- Tenés razón, Lucas. Lo importante es divertirse y no competir solo. ¡Vamos a alentarlos!"
Así, ambos se levantaron y comenzaron a animar a sus compañeros mientras corrían. El grupo, emocionado por ver cómo el verdadero espíritu de las olimpiadas estaba en la solidaridad y la amistad, les aplaudía con alegría.
La siguiente actividad fue la competencia de lanzamiento de pelota. Estaba dividido entre los grupos. "- Yo voy a lanzar con todas mis fuerzas!" dijo Tomás, mientras se preparaba. "- Pero no olvides los consejos de la maestra; la técnica es importante también", le recordó Valentina. Tomás sonrió, y luego lanzó la pelota muy alto, aunque no llegó lejos. ¡Pero todos lo aplaudieron!"- ¡Buen trabajo, Tomás!" gritaron todos. Él se sintió muy feliz, no solo por el lanzamiento, sino porque sus amigos lo apoyaron.
La última actividad fue la ceremonia de premiación. La maestra agruparía a los niños en el centro del patio. "- Todos han sido corredores, lanzadores y saltadores extraordinarios. ¡Pero más que eso, han demostrado que saben trabajar en equipo!"
Sofía levantó su mano y preguntó: "- ¿Y qué pasa con los que no ganaron una medalla?
La maestra sonrió: "- Hoy no hay solo medallas para el primero, segundo o tercer lugar. Cada uno de ustedes es un campeón, y todos recibirán su medalla de participación. ¡Lo importante es lo que aprendieron y cómo se apoyaron mutuamente!"
Al final, todos los niños recibieron una medalla dorada. "- ¡Ahora somos campeones!" exclamó Sofía con su medalla brillando al sol.
El día concluyó con risas y bailes. Los niños regresaron a sus casas, llenos de recuerdos de una jornada épica. Saber que en las olimpiadas del jardín, el verdadero triunfo fue el compañerismo y la alegría. Todos compartieron el cuento de su gran día, riendo y disfrutando la amistad.
Así, los pequeños aprendieron una valiosa lección: en la vida, siempre hay espacio para la diversión, el apoyo y la unión, creando la mejor de las experiencias. ¡Y todo comenzó con un simple día de juegos que se convertiría en una inolvidable celebración de unión y amistad!
¡Las Olimpiadas de Jardín quedarán para siempre en su memoria! .
FIN.