Las palabras mágicas de Juan



Había una vez en una cárcel de un lejano país, un prisionero llamado Juan. Juan pasaba sus días entre rejas soñando con la libertad que tanto ansiaba.

Pero un día, encontró una vieja libreta y un lápiz olvidados en su celda. Decidió empezar a escribir para escapar de su triste realidad. Con cada palabra que plasmaba en el papel, algo mágico sucedía.

Su mente viajaba a mundos lejanos y fantásticos, donde era libre como un pájaro en el cielo azul. En esos lugares maravillosos, Juan era un valiente caballero que luchaba contra dragones feroces, o un intrépido explorador que descubría tesoros escondidos en islas misteriosas.

Un día, mientras escribía sobre un bosque encantado lleno de criaturas mágicas, una hada apareció frente a él. La hada le dijo con voz melodiosa: "Juan, tus palabras tienen el poder de llevarte más allá de las estrellas. Sigue escribiendo y nunca pierdas la esperanza".

Emocionado por esta revelación, Juan continuó con sus relatos llenos de aventuras y fantasía. Cada vez que se sumergía en su mundo imaginario, sentía cómo las cadenas de la prisión se volvían más livianas y fáciles de sobrellevar.

Un día, mientras escribía sobre un barco pirata navegando por aguas turbulentas, escuchó unos pasos acercándose a su celda. Para su sorpresa, el director de la cárcel estaba parado frente a él con una sonrisa en el rostro.

"Juan" , dijo el director amablemente, "he leído tus historias y he visto cómo tu imaginación te ha llevado a lugares inimaginables. Quiero ofrecerte la oportunidad de enseñarles a los demás prisioneros cómo usar la escritura para escapar temporalmente de esta realidad tan dura".

Juan aceptó emocionado y pronto se convirtió en maestro de escritura para sus compañeros de prisión. Les enseñó a soñar despiertos, a crear mundos fantásticos donde podían ser libres aunque fuera por unos instantes.

Con el tiempo, las paredes grises de la cárcel se transformaron en puertas hacia infinitas posibilidades gracias al poder transformador de las palabras escritas.

Y así fue como Juan descubrió que no importa cuán difícil sea nuestra situación, siempre podemos encontrar libertad dentro de nuestra propia imaginación.

FIN.

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