Las piedras de la amistad
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían tres amigos muy especiales: Martina, Pedro y Sofía. Ellos eran inseparables y siempre estaban juntos compartiendo aventuras y risas.
Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, encontraron un cofre misterioso escondido entre los árboles. Con mucha emoción, lo abrieron y descubrieron que dentro había tres piedras brillantes con palabras grabadas: amor, gratitud y amistad. - ¡Qué maravilla! -exclamó Martina-.
Estas piedras deben de tener algún poder especial. - Sí, seguro que sí -dijo Pedro-. Pero ¿cómo podemos saber qué significan? - Tal vez debamos llevarlas al anciano sabio del pueblo -sugirió Sofía-. Él siempre sabe cómo ayudar en situaciones como esta.
Los niños corrieron hacia la casa del anciano sabio y le mostraron las piedras. El anciano las observó detenidamente y les dijo:- Estas piedras representan valores muy importantes en la vida.
El amor es el cariño que sentimos por los demás, la gratitud es la capacidad de agradecer lo que tenemos y la amistad es el tesoro más valioso que podemos tener.
Los niños asintieron con atención mientras el anciano continuaba:- Si logran comprender y aplicar estos valores en su vida diaria, experimentarán una felicidad inmensa y se convertirán en seres queridos por todos a su alrededor. Decididos a poner en práctica estas enseñanzas, Martina, Pedro y Sofía regresaron al parque con las piedras en sus manos.
Comenzaron a reflexionar sobre cómo podían demostrar amor, gratitud y amistad entre ellos. Martina decidió mostrar amor organizando una cena sorpresa para sus amigos.
Preparó sus platos favoritos con mucho cariño y los invitó a su casa aquella misma noche. Pedro demostró gratitud escribiendo cartas a sus amigos expresando lo agradecido que estaba por tenerlos en su vida. Y Sofía fortaleció aún más su amistad dedicando tiempo de calidad junto a ellos cada día.
Con el paso del tiempo, los tres amigos notaron cómo sus vidas se llenaban de alegría y armonía gracias a la práctica constante de estos valores.
La gente del pueblo comenzó a notar el cambio en ellos y pronto se unieron al movimiento de amor, gratitud y amistad que habían iniciado los niños. Villa Esperanza se convirtió en un lugar donde reinab
FIN.