Las Princesas del Bosque Encantado



Un día soleado, Pilar, una niña de ojos brillantes y siempre curiosa, decidió llevar a su adorada perrita Lali a explorar el bosque cercano a su casa. Lali era un pequeño chihuahua lleno de energía, con un lazo rosa en su collar, que siempre estaba lista para la aventura.

Mientras caminaban por el sendero cubierto de hojas doradas, Pilar observó algo brillante en el suelo.

"¡Mira, Lali!" - exclamó Pilar, agachándose a recoger un pequeño espejo. Al colocarlo frente a ella, una luz deslumbrante salió de él, iluminando el sendero y transformando todo a su alrededor. Los árboles parecían hablar y las flores danzaban.

"¡Esto es mágico!" - dijo Pilar con ojos desorbitados. Lali ladró, como si entendiera que estaban en un lugar especial.

De repente, aparecieron dos hadas del bosque. Eran altas y luminosas, con alas que brillaban como estrellas.

"¡Bienvenidas, princesas del bosque encantado!" - dijo una de ellas, con una voz melodiosa.

"¿Nosotras?" - preguntó Pilar sorprendida.

"Sí, vos y tu valiente compañera Lali. Hemos estado observando su bondad y amor por la naturaleza. Por eso, queremos invitarlas a vivir un día como princesas en nuestro bosque" - contestó la otra hada, sonriendo.

"¡Qué emocionante!" - decía Pilar mientras su corazón latía de felicidad, pero en su mente había una pregunta.

"¿Pero cómo podemos ayudar al bosque si somos solo dos, y no sabemos nada de ser princesas?" - inquirió, un poco preocupada.

Las hadas sonrieron.

"Para ser princesas en el bosque encantado, solo necesitas tener un corazón amable y estar dispuesta a aprender. Nosotras te enseñaremos." - respondieron susurrando frases de bondad.

Así comenzó su día en el bosque. Primero, las hadas llevaron a Pilar y Lali a ayudar a los animales que necesitaban comida. Juntos recogieron frutos y semillas.

"Gracias, princesas del bosque. Ustedes son un verdadero regalo para nosotros" - dijo un pequeño ciervo mientras comía una manzana que le dieron.

Mientras avanzaban, las hadas les contaron sobre las plantas y los árboles, y cómo cuidar del bosque. Lali movía su colita, disfrutando cada momento.

Pero de pronto, se sintió un temblor y el cielo se oscureció poco a poco.

"Oh no, parece que una tormenta se acerca. Debemos proteger el bosque" - exclamó una de las hadas preocupada.

"¡Vamos a ayudar!" - dijo Pilar decidida. Lali ladró, como si entendiera la seriedad de la situación. Las hadas, sorprendidas por la valentía de Pilar, dirigieron al grupo a una gran cueva cercana donde los animales se podrían refugiar.

"¿Cómo llegamos, si la tormenta se desata?" - preguntó Pilar, mirando a su alrededor. Las hadas usaron sus poderes para crear un camino de hojas brillantes que guiaron a todos al lugar seguro. Lali, siempre alerta, ayudó a los más pequeños a cruzar.

Una vez en la cueva, todos estaban a salvo. Las hadas se volvieron hacia Pilar y Lali y les dijeron:

"Ustedes han demostrado ser verdaderas princesas. No solo cuidaron de los demás, sino que también se preocuparon por el bosque. Han hecho una gran diferencia."

Pilar, sonrojándose, respondió:

"No he hecho nada sola, todo fue con Lali y la ayuda de todos. Eso es lo que cuenta, ¿no?"

Finalmente, la tormenta pasó y el sol volvió a brillar. Las hadas les agradecieron a Pilar y Lali por su valiente corazón.

"Hoy, ustedes son las verdaderas reinas del bosque encantado. Recuerden que siempre hay magia en la bondad y el trabajo en equipo" - dijeron mientras se desvanecían en un brillo resplandeciente.

Pilar tomó de nuevo el espejo mágico y, llena de alegría, prometió cuidar el bosque y todos sus habitantes. Cuando regresó a casa con Lali, sabía que, aunque solo eran una niña y su perrita, siempre llevarían la chispa de la amistad y el amor en sus corazones. No había mayor magia que eso.

FIN.

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