Las Princesas del Bosque Encantado de Números



En un reino mágico, donde los árboles susurraban secretos y los ríos resonaban con risas, se encontraba el Bosque Encantado de Números. Dentro de este bosque, vivían dos princesas: Sofía, la princesa de los números y Valentina, la princesa de la lógica. Ambas eran hermanas, pero tenían personalidades muy diferentes. Sofía era soñadora, le encantaba jugar con los números y crear divertidos acertijos, mientras que Valentina era más analítica y le gustaba buscar la solución a los enigmas.

Un día, decidieron invitar a sus amigos más cercanos: Julián, Daniel, Juan, Madisson, Leonardo, Emiliano, Rafaela, Alejandro, Benjamín y Erick. Juntos, planeaban organizar una gran aventura en el bosque, buscando el Mapa de las Matemáticas, un mapa mágico que se decía que llevaba a un tesoro escondido.

"¡Chicos, creo que encontramos el primer indicio!" -exclamó Sofía, mirando un viejo árbol tallado con números.

"Sí, dice que debemos sumar los dos números más grandes que encontremos en este bosque" -agregó Valentina, mientras tomaba notas.

Los amigos comenzaron a explorar, encontrando varios números tallados en piedras y árboles, pero se dieron cuenta de que juntar sumas y hacer cálculos era más complicado de lo que pensaban.

"¡Necesitamos unir nuestras fuerzas!" -dijo Madisson, optimista. "Cada uno debe buscar un número y traerlo aquí. Juntos podremos sumar y descubrir la pista."

Y así fue como cada uno se dispersó en el bosque. Daniel encontró un enorme “35” en una roca brillante, Julián un “27” escondido entre las flores, y Rafaela un “22” al pie de un arbusto. Todos trajeron sus números y fueron sumando uno a uno, pero cuando llegaron al total, se dieron cuenta de que había un problema.

"El total no alcanza la pista que necesitamos" -murmuró Emiliano, frunciendo el ceño.

"Tal vez hay un error en la suma," -comentó Alejandro. "¿Cuánto hemos sumado?"

Todos se miraron confundidos, así que decidieron averiguarlo todos juntos.

Mientras iban revisando cada número, Valentina observó que Julián había olvidado sumar su número: el 27.

"¡Julián! Tu número es clave!" -gritó Valentina.

Julián se rió, "¡Cierto!"

Finalmente, lograron llegar a la suma correcta: 84.

El árbol les indicó que debían buscar un nuevo número, así que continuaron su búsqueda.

El siguiente reto solicitaba dividir 84 entre 2.

"Eso es más fácil" -dijo Juan. "Es 42."

"Busquemos el siguiente indicio entonces!" -exclamó Sofía, llena de entusiasmo.

Pronto, todos se dieron cuenta de que no solo era cuestión de sumar y dividir, sino de trabajar juntos, de escuchar las ideas de todos y hacer que cada uno aportara lo mejor de sí.

Benjamín propuso crear una canción con sus números. "Hagamos que los números se conviertan en lo divertido de nuestra búsqueda." Así fue como comenzaron a inventar algo nuevo:

"En el Bosque Encantado, sumamos de a poco, buscando aventuras y tesoros locos!"

Y comenzaron a bailar en torno a un gran roble, riendo y creando nuevas rimas.

Finalmente, tras horas de diversión, llegué a un lago con un cuento escondido en su fondo. -

"El cuento habla de un tesoro escondido debajo del agua!" -dijo Leonardo, emocionado.

Al mirar bien, se dieron cuenta que los números empezaban a formar un código en el agua.

"¡Pero los números nos dicen algo!", -gritó Sofía. -

"¡ Claro! ¡Sólo tenemos que multiplicar y restar!" -exclamó Valentina.

"Empecemos!" -dijeron al unísono y se lanzaron a trabajar juntos, intentando entender que hacer hasta que un brillo en el agua los distrajo.

Cuando se acercaron, vieron que había un cofre dorado surgiendo entre las burbujas del lago.

La admiración fue total, se dieron cuenta que cada solución les había enseñado a disfrutar.

Llenos de emoción, abrieron el cofre y descubrieron no solo oro, sino también libros de aventuras, cada uno perfecto para cada uno de ellos.

Y así, las princesas y sus amigos aprendieron que la verdadera aventura estaba en la colaboración, en el poder de ser un equipo, en cómo la creatividad y la lógica podían unirse para resolver cualquier desafío.

Desde aquel día, pasaron muchas más aventuras en el Bosque Encantado de Números, siempre recordando que unidos, ¡todo era posible!

FIN.

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