Las Princesas Momias y el Monstruo Marino Amable



Había una vez en el antiguo Egipto, dos hermanas llamadas Ángela y Rafaela. Ellas eran momias y habían sido princesas de su reino antes de morir.

Pero gracias a un hechizo mágico, ahora podían caminar y hablar como si estuvieran vivas. Un día, mientras paseaban por la costa del Nilo, escucharon un extraño ruido que venía del mar.

Se acercaron para ver qué era y se encontraron con un enorme monstruo marino que parecía estar atrapado en una red de pescadores. "¡Tenemos que ayudarlo!" -dijo Ángela. "Pero ¿cómo lo haremos?" -preguntó Rafaela. "Tal vez si cortamos la red con nuestras espadas, podremos liberarlo" -respondió Ángela.

Las dos hermanas rápidamente sacaron sus espadas y comenzaron a cortar la red. El monstruo marino estaba muy asustado al principio, pero cuando finalmente quedó libre, les dio las gracias con una gran sonrisa.

"¡Muchas gracias por salvarme! Me llamo Lalo y soy el protector de estas aguas" -dijo el monstruo marino. Ángela y Rafaela se sorprendieron al ver que Lalo no era nada peligroso ni amenazador como pensaban. Al contrario, era muy amable y divertido.

Comenzaron a charlar con él sobre su vida submarina y aprendieron muchas cosas interesantes sobre los animales del fondo del océano. De repente, escucharon unos gritos desesperados desde la orilla: unos niños habían caído al río y estaban en peligro de ahogarse.

Ángela, Rafaela y Lalo corrieron hacia allí para ayudarlos. "¡No se preocupen, estamos aquí para salvarlos!" -dijo Ángela. Lalo utilizó su gran cola para crear una ola que levantó a los niños hacia la orilla.

Allí, las hermanas momias les hicieron primeros auxilios y los llevaron con sus padres sano y salvo. Los habitantes del reino se enteraron de la hazaña de las dos princesas momias y comenzaron a admirarlas aún más.

Pero lo más importante era que habían aprendido una valiosa lección: nunca juzgar a alguien por su apariencia o creer en estereotipos sin conocer realmente a esa persona.

Ángela, Rafaela y Lalo continuaron siendo amigos inseparables durante muchos años más, viviendo aventuras fascinantes juntos en el mar y en tierra firme. Y aunque ya no eran princesas vivas como antes, siempre serían recordadas como heroínas legendarias por su valentía y bondad.

FIN.

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