Las princesas solidarias y el pajarito herido



Había una vez en un reino muy lejano, tres princesas que eran grandes amigas: la Princesa Sofía, la Princesa Valentina y la Princesa Martina.

Les encantaba jugar juntas en el parque del castillo, correr por los prados, columpiarse y explorar cada rincón. Un día soleado de primavera, las tres princesas se reunieron en el parque con mucha emoción. La Princesa Sofía propuso jugar a las escondidas. "-¡Vamos a ver quién puede esconderse mejor!", dijo emocionada.

Las princesas comenzaron a buscar el mejor lugar para esconderse. La Princesa Valentina se ocultó detrás de unos arbustos, mientras que la Princesa Martina decidió trepar a un árbol cercano.

La Princesa Sofía pensó por un momento y luego corrió hacia una fuente cercana donde se escondió detrás de una estatua. "¡Listo o no, ahí voy!", gritó una de las princesas mientras comenzaba a buscar a sus amigas.

Después de un rato buscando entre risas y diversión, finalmente encontraron a todas las princesas escondidas. Se abrazaron felices y decidieron seguir jugando. La siguiente propuesta fue construir castillos de arena en el arenero del parque.

Las tres princesas se pusieron manos a la obra y empezaron a moldear torres y murallas con mucha destreza. Mientras trabajaban juntas, compartían historias sobre sus reinos y aventuras favoritas. De repente, cuando estaban concentradas en su labor creativa, escucharon un llanto proveniente de uno de los rincones del parque.

Intrigadas, se acercaron sigilosamente y descubrieron que era un pajarito herido que necesitaba ayuda.

Sin dudarlo ni un segundo, las princesas se organizaron para cuidar al pajarito herido: lo envolvieron con cuidado en un pañuelo suave e improvisaron una camita con hojas secas para él. Luego buscaron agua fresca para darle de beber y algo de comida que pudiera comer.

Con paciencia y ternura lograron calmar al pajarito herido hasta que finalmente revoloteó sus alas indicando que estaba listo para partir volando nuevamente hacia el cielo azul. Las princesas sonrieron satisfechas por haber ayudado a alguien necesitado y comprendieron lo importante que era ser solidarias y empáticas con los demás.

El sol comenzaba a ponerse en el horizonte anunciando el fin de la tarde. Las tres amigas regresaron al castillo tomadas de la mano, compartiendo risas y complicidad después de un día lleno de juegos e inolvidables aventuras en el parque real.

Y así terminó este día mágico donde las princesas demostraron que más allá de sus coronas brillantes también tenían corazones nobles capaces de hacer el bien en su reino y más allá.

FIN.

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