Las Princesas y la Bruja de Villanos



En un reino lejano, donde los árboles susurraban secretos y los ríos recorrían la tierra como serpientes de cristal, existían dos grupos muy distintos: las princesas, que vivían en altos castillos llenos de cuentos y sueños rosy, y los villanos, que habitaban en un oscuro bosque donde la bruma nunca se disipaba.

Una mañana radiante, la Princesa Mariposa, conocida por su corazón valiente y su risa contagiosa, se encontraba en el jardín de su castillo.

"Hoy es un día perfecto para una aventura", dijo Mariposa, mientras giraba entre flores brillantes. "¿Quién me acompaña?"

Sus amigas, la Princesa Estrella y la Princesa Luna, aceptaron la invitación con entusiasmo.

"Vamos a explorar más allá del reino", propuso Estrella. "He oído que en el bosque viven criaturas extrañas y emocionantes".

Llenas de curiosidad, las tres princesas partieron hacia la misteriosa zona que siempre se veían desde la distancia. Pero al cruzar la frontera del reino, un giro inesperado les esperaba.

Al acercarse al bosque, se encontraron con una bruja, de nombre Malvina, de la que ze había hablado durante años.

"¡Deténganse ahí, princesas!", gritó Malvina, haciendo aparecer relámpagos a su alrededor. "Este es mi territorio, y aquí no tienen cabida los sueños tontos de princesas".

Mariposa, aunque asustada, no se dejó intimidar.

"No venimos a hacerte daño, solo queremos conocer el bosque y sus maravillas".

"¿Maravillas?", respondió Malvina con una sonrisa siniestra. "Aquí nada es lo que parece. Todo tiene un precio".

Las princesas, intrigadas, decidieron aventurarse más cerca. Al hacerlo, descubrieron que dentro del bosque había criaturas mágicas y plantas que brillaban como estrellas. Sin embargo, también notaron que estas bellezas estaban custodiadas por sombras que susurraban peligrosas advertencias.

"¡Afuera es hermoso, pero aquí hay algo inusual!", exclamó Luna. "Nos debemos ir, chicas".

Pero antes de que pudieran dar media vuelta, Malvina las atrapó con un hechizo sutil, confundiéndolas.

"Ahora están dentro de mi encantamiento. Para salir, deben resolver un acertijo".

Las princesas, un poco asustadas, aceptaron el desafío.

"¿Cuál es el tesoro que brilla sin luz, que da alegría según se lo mira, y que el tiempo jamás puede consumir?"

"¡Es el amor!", respondió Mariposa con firmeza.

"Incorrecto" , dijo Malvina, desvaneciendo el hechizo momentáneamente.

"¡Es la amistad!", gritó Estrella.

"Casi, pero sigues fuera de lugar", contestó Malvina, comenzando a enfadarse.

En su tercer intento, Luna recordó todas las veces que sus amigas habían estado junto a ella.

"Es la felicidad, creada por buenos momentos y la compañía de quienes amamos".

La bruja, sorprendida y sin palabras, tuvo que liberar a las princesas.

"Tal parece que hay más poder en su corazón que en toda mi magia oscura", admitió Malvina, mientras las sombras comenzaban a desvanecerse.

Y así, las princesas, con alegría en sus corazones, invitaron a la bruja a unirse a ellas en su reino, mostrándole la importancia del compañerismo.

"¡Ven con nosotras, Malvina! La amistad puede ser más brillante que cualquier hechizo", dijo Mariposa sonriendo genuinamente.

Poco a poco, la bruja Malvina aceptó la invitación, y supo que, aunque había estado sola durante tanto tiempo, nunca era tarde para cambiar y ser parte de algo hermoso.

La historia terminó con las princesas y Malvina compartiendo risas y descubriendo las maravillas del bosque juntas, probando deliciosos pasteles de frutos mágicos y creando nuevos hechizos de amistad.

Y así, el reino se llenó de diversidad y alegría, uniendo a aquellos que parecían ser tan diferentes. Todos aprendieron que cada uno tiene un lugar especial, y que la bondad y la amistad son magia en su estado más puro.

FIN.

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